Varios migrantes se enzarzaron en una trifulca por las plazas en una lancha hinchable y otros tuvieron que emplearon remos de plástico para achicar el agua y evitar que otra embarcación se hundiera en una playa turca, una sucesión de acontecimientos que hacía patente la desesperación de estos migrantes por alcanza la isla griega de Kos, y con ella la seguridad de Europa.
Estas escenas propias de la trata de personas, capturadas el sábado de madrugada por periodistas en una noche sin luna, se producían después de que las autoridades turcas informaran de que 2.791 migrantes habían sido interceptados en aguas del mar Egeo en los últimos 5 días, la mayoría procedentes de Siria.
En total, más de 33.000 personas han sido capturadas o rescatadas en el Egeo este año, según la oficina del gobernador de Izmir.
Kos se encuentra apenas a 4 kilómetros (2,5 millas) de Turquía en su punto más próximo, y las luces que parpadean en el horizonte son un atractivo irresistible para los que huyen de la guerra o la pobreza.
La tensión era alta el sábado de madrugada en la playa de Fernerburnu, cerca de la localidad turística turca de Bodrum. Dos migrantes intentaron trepar a una pequeña lancha, pero fueron rechazados con brusquedad por enojados pasajeros, uno de los cuales exclamó: “¡No han pagado!”. Otro pasajero se mostró molesto porque los intrusos hubieran tocado el brazo de una mujer que se cubría el cabello con un pañuelo como hacen algunas musulmanas.
Los dos migrantes expulsados huyeron a la playa y desaparecieron entre los arbustos cuando llegó un vehículo de la policía militar turca, con la sirena encendida.