La recesión ha afectado profundamente la vida de los estadounidenses y también de la población nacida en el extranjero, que descendió en el último año, de acuerdo con datos del censo nacional.
Según esa información, que se publicará el martes, la población nacida en el extranjero descendió el año pasado, a menos de 38 millones, tras alcanzar el máximo nivel de su historia en el 2007.
Ese decremento obedeció a la declinación en el número de trabajadores que solicitó empleos de baja remuneración en Arizona, Florida y California.
En materia de salud, los datos revelaron que la cobertura varió enormemente por cada región del país, en parte debido a los niveles de desempleo. En Massachusetts, con su ley de cobertura universal, menos de uno de cada 20 residentes carece de seguro de salud – la proporción más baja del país. Texas tuvo el mayor índice, uno de cada cuatro habitantes, en parte por los inmigrantes hispanos ilegales que son excluidos de plantes auspiciados por el gobierno y proporcionados por las empresas.
Los demógrafos señalan que las cifras más recientes representaron una dura confirmación sobre el impacto que la debacle económica ha tenido en el país desde el 2008. Los hallazgos provienen del American Community Survey, un estudio anual y amplio sobre la vida de las personas en el país, que se basa en información de 3 millones de viviendas.
“La recesión ha afectado a todos de un modo u otro, mientras las familias utilizan muchas estrategias distintas para lidiar con una realidad económica nueva”, dijo Mark Mather, vicepresidente asociado de la organización no lucrativa Population Reference Bureau.
“La pérdida de empleos real o potencial lleva también a sentimientos de inseguridad económica, que pueden provocar tensiones sociales”, consideró Mather, quien añadió que “esto es sólo la punta del iceberg”, pues el desempleo sigue creciendo.
La caída en el número de residentes nacidos en el extranjero se observó en un momento en que el gobierno contempla cambios en las leyes de inmigración, incluyendo una mayor vigilancia en las fronteras y una vía para que muchos migrantes adquieran la ciudadanía.
En el 2008, los inmigrantes sumaron casi 38 millones, para representar el 12,5% de la población. Aproximadamente 11,9 millones de personas están en el país de manera ilegal.
En tres grandes áreas metropolitanas, Miami, San José (California) y Los Angeles, más de un tercio de los habitantes nació en el extranjero.
Casi la mitad de los estados mostró declinaciones en el número de inmigrantes entre el 2007 y el 2008. Las grandes áreas metropolitanas tuvieron también decrementos, incluyendo Los Angeles, Phoenix, Detroit y Tampa (Florida). La llegada de trabajadores de India, en busca de empleos especializados en telecomunicaciones, manufacturas, computadoras y software, compensó parcialmente el decremento nacional de la inmigración.
Aproximadamente uno de cada cinco residentes en el país habla un idioma distinto del inglés en casa, la mayoría en California, Nuevo México y Texas.
El número de habitantes nacidos en el extranjero y pertenecientes a minorías étnicas suele relacionarse estrechamente con la ubicación de un estado en la lista de los que tienen a más población sin seguro de salud.
Los mayores números se registraron en comunidades agrícolas con grandes poblaciones hispanas en el Valle de San Joaquín (California), el sur de Texas y el sur de la Florida. Varias regiones en Nuevo México, Nevada, Arizona, Alaska, Oklahoma y Georgia tuvieron también a muchos habitantes sin seguro.
Las cifras ayudan a explicar por qué el debate sobre la inmigración ilegal y el seguro de salud es tan acalorado.
“El hecho de que muchos estados, que pueden favorecer a cualquiera de los dos partidos y que tienen una población hispana grande y creciente, presenten niveles bajos de cobertura para niños y adultos jóvenes refleja el significado de este tema para ambos partidos en las futuras elecciones nacionales”, dijo William H. Frey, demógrafo del centro investigador Brookings Institution.
Las propuestas de los demócratas para reformar el seguro de salud excluirían a los inmigrantes indocumentados de esas prestaciones, pero los republicanos señalan que la prohibición carece de importancia por la vigilancia laxa en la materia.
El presidente Barack Obama ha propuesto ahora restricciones más amplias y severas, pero los opositores consideran que éstas son insuficientes.