Nadie puede ver éxito en algo ya que todos quieren de él, tomar un poco.
Fieles a las tradiciones de la izquierda mexicana, Morena ya se fraccionó.
Legisladores federales, estatales y regidores abrieron la pugna interna del partido, en dos bandos claros: moderados y radicales.
En medio del proceso de elección interna, los moderados piden apego estricto a la ley, mientras que los radicales exigen al TEPJF no inmiscuirse en la vida interna del partido.
De acuerdo con la postura del ala moderada, respaldada por 143 legisladores locales, federales y regidores, las fracciones y divisiones en lo interno han lastimado al partido, y ello debe terminar.
Los moderados son 80 diputados, senadores y alcaldes del partido y, para que se dé una idea de por dónde van, entre ellos destacan Martí Batres y Napoleón Gómez Urrutia, los frijoles en el arroz.
PERO… la cosa no acaba ahí, Morena va a quedar en manos del peor candidato que haya habido y como nadie sabe bien lo que va a suceder, el partido en el poder va a mostrar que no e smovimiento sino mera ocurrencia que llegó al poder.
Muy altas aspiraciones tiene Alejandro Rojas Díaz Durán al pretender la dirigencia nacional de Morena.
Ya hasta solicitó al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que sea el INE quien fije los periodos de campaña, realice un debate entre los candidatos y coordine las encuestas para el proceso interno del partido.
El morenista enfatizó “que la gente decida” en la elección de la dirigencia de Morena.
“He solicitado al TEPJF que dicte medidas cautelares y que el Instituto Nacional Electoral coordine las tres encuestas abiertas y realice un debate entre los candidatos, quienes deben renunciar a sus cargos para que haya piso parejo. Que la gente decida”, expuso.
Quiere llenar de explosivos el camino, consciente de que es lo más que puede lograr.
Y estamos viendo que en 2021 va a bajar el apoyo a Morena por todas las pifias que ha hecho como partido, sus legisladores, sus gobernadores y hasta el propio Presidente.