Así; que de pronto aparece el dirigente del Movimiento Regeneración Nacional, (Morena), Alfonso Ramírez Cuéllar y propone que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) haga las veces de inspector, para que revise el patrimonio inmobiliario –la casa– y financiero de los mexicanos y tenga acceso a su información fiscal.
De tal forma descalifica las tareas del Sistema de Administración Tributaria (SAT) y pone en duda todo el modelo de evaluación de riqueza y pobreza en el país, no sólo los instrumentos federales como los estatales y municipales.
Y con esto el señor Ramírez Cuéllar presupone que un grupo de lo que hasta ahora son encuestadores y evaluadores de distintos aspectos de la vida nacional se conviertan en observadores y tasadores que informarán lo que a su vista podría ser evaluado y revaluado para efectos fiscales y se descubrirá a defraudadores de la Hacienda mexicana.
Con esto –argumentó; el actual presidente de Morena – se busca medir la riqueza del país para un cobro más equitativo de los impuestos, pero no es para quitarle a los ricos, explicó; este lunes Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente de ese grupo político; es para que las altas fortunas, como ocurre en cualquier lugar, cooperen lo que deben de cooperar.
Suena a justo, aunque con esto da la impresión de que el señor Ramírez Cuéllar quiere llamar la atención del presidente de México que –ciertamente– tiene muy abandonado al partido político con el que llegó; al Ejecutivo nacional. Pero también se podría suponer otra intención en esto. La primera intención y más a la vista es esa, la de querer llamar la atención hacia su tarea que como presidente interino de este Movimiento se acreditó; en febrero de este año, luego de una confrontación encarnizada con la ex dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky Gurwitz. Por supuesto llegó ahí con la venia suprema y nada más hasta ahora.
La segunda es otra posible intención. Al presidente de México le gusta lanzar piales; como se dice en el argot charro. Es decir, lanza aguja para sacar hilo. Lo hace de tiempo en tiempo para medir la reacción social y mediática sobre políticas que podría llegar a concretar o no.
Un ejemplo cercanísimo ocurrió; durante un viaje a Baja California, el 28 de marzo de este año, en un traslado por La Rumorosa, como si nada, se detuvo a la vista de generadores de energía eólica: son muestra de la insensibilidad política de gobernantes anteriores, dijo el presidente. “Miren cómo afecta el paisaje natural (…) cómo se atrevieron a dar permiso para instalar esos ventiladores” acusaba entonces.
Hoy sabemos que ese dicho tenía futuro. El viernes 15 de mayo, siguiendo instrucciones, la Secretaría de energía (Rocío Nahle) publicó; un acuerdo que frena la inversión privada en energías limpias o renovables. Esta política frena todas las inversiones privadas en generación de electricidad, con lo que se privilegiará; a las centrales de combustibles fósiles; y se frena la posibilidad de generar energía a menor precio.
El acuerdo fue rechazado el 12 de mayo para su publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) por no contar con el análisis de impacto regulatorio por parte de la Comisión de Mejora Regulatoria (Conamer). Con todo, fue publicado el viernes 15 en la emisión vespertina del DOF). Así que si esto es así; si se sigue que el presidente lanzó; el mensaje para evaluar reacciones respecto de atribuciones excepcionales al INEGI y para ello utiliza a Ramírez Cuellar, pronto se sabrá.
Esta medida puede significar una forma de progresividad fiscal que incluya la riqueza para combatir pobreza y desigualdad. Puede ser, pero no parece ser esta la propuesta más estructurada y honorable para hacerlo, ni queda claro cómo se buscaría que el sector en el que radica la pobreza podrá generar, asimismo, riqueza para su propio sustento y no para formar huestes en los que se aplica caridad en lugar de políticas públicas de desarrollo y distribución igualitaria.
Por el momento, el senador por Morena, Ricardo Monreal se desvinculó; de la idea del presidente de su partido. Dijo que no había ninguna iniciativa al respecto en la Cámara Alta.
Al día siguiente, el martes 19, el presidente López Obrador dijo que no estaba de acuerdo con esta idea. La reacción a esta propuesta cayó; mal a muchos en México, no porque se busque evadir responsabilidades fiscales, dicen, sino porque con esto lo que habrá de propiciarse es una cacería de brujas, una persecución silenciosa y la aplicación de castigos ante la presunción de adversarios políticos. Se violaría la intimidad y secrecía familiar, agregan.
Sin embargo, si nos atenemos a lo dicho en el sentido de que hay una cierta vocación de prestidigitadores en el gobierno federal para medir reacciones y para garantizar que no les afectará en su nicho social protector, podría ser que en unas semanas, o meses, desde el Palacio Nacional tengamos nuevas noticias sobre las funciones del INEGI.
Ya veremos