Gota a gota, día a día, el petróleo que se derrama en el Golfo de México aumenta hasta alcanzar cifras difíciles de representar.
Los peores cálculos indican que un mes de derrame podría llenar tantos envases de leche de galón (3.7 litros) como para extenderse por más de 18.184 kilómetros, una distancia mayor a la de ida y vuelta entre Nueva York y Buenos Aires.
La cantidad es un poco menor a 492 millones de litros (130 millones de galones).
Si se usan los cálculos optimistas del gobierno, se han derramado sólo 19.87 millones de litros (5,25 millones de galones) una distancia que cubriría poco más que un viaje de ida y vuelta entre Nueva York y Washington.
Pero el gobierno revisa esa cifra, con un equipo de científicos que trabajan a marchas forzadas para obtener una cantidad más realista y posiblemente mayor.
Podemos pensar de otra forma cómo el petróleo se ha derramado desde el 20 de abril: en el peor de los casos sería suficiente como para rellenar con petróleo 102 gimnasios escolares hasta el tope.
Esto no es nada en comparación con la gran extensión del golfo de México donde hay miles de millones de litros (galones) de agua. Incluso en el peor de los casos el Golfo tiene 5 mil millones de gotas de agua por cada gota de petróleo y el río Misisipí derrama 12.49 millones de litros (3.3 millones de galones) de agua pura al Golfo de México por segundo.
En el caso más optimista, un poco más de cuatro gimnasios estarían llenos de crudo, según la forma en la que la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica visualiza los volúmenes del derrame en uno de sus sitios de internet.
En el peor de los casos la cantidad de petróleo que ya se ha derramado es unas 10 veces más que la del desastre del buque cisterna Exxon Valdez y en el mejor sólo es la mitad. De modo que en cualquier caso el derrame está en algún punto medio.
Sea como sea, la cifra ya es demasiado grande para las zonas delicadas del ecosistema del golfo, dijo Darryl Felder, biólogo en la Universidad de Luisiana en Lafayette.
”Gran parte está difuminada en las aguas profundas”, dijo Felder, que coordina la creación de una vasta enciclopedia sobre el Golfo de México.
”Es como si estuviera bajo la alfombra. No se puede ver en la superficie, así que no lo tenemos presente, está fuera de nuestra mente. Pero no está fuera de la mente de muchos biólogos que están preocupados sobre sus efectos a largo plazo”