“En cada niño nace la humanidad”
Jacinto Benavente
Johnny como lo llamaban sus amigos y maestros estaba sentado en una de las enormes jardineras de la escuela primaria “Héroes de la Patria”, era de los pocos niños que aun quedaban en el plantel. La maestra Rosa María encargada esa tarde de la guardia de los pequeños que se asistían a actividades complementarias paseaba por el lugar. Johnny buscaba algo en su mochila, era de los “Avengers” los super héroes de moda. Al dejar la mochila en la jardinera esta cayó propiciando que el contenido fuera a parar al suelo del patio sucio por los recreos. Un par de cuadernos, lápices, una pelota de tennis que rodo a lo lejos y 3 muñecos de los mismos super héroes de la mochila se esparcieron por el piso, pero no fue todo, una pistola 9 milímetros y varios cartuchos quedaron expuestos en el asfalto adoquinado.
Ligeramente ficcionado, el evento narrado, sucedió esta semana en Hermosillo Sonora, en una escuela primaria del estado. Al pequeño en cuestión le fue confiscada el arma y los cartuchos por agentes municipales y estatales que inmediatamente acudieron ante la llamada de la escuela. Posteriormente la policía, se dirigió al domicilio del menor, ahí encontraron sobre la mesa del comedor un fusil AR15. Al revisar el inmueble, dieron con un closet que albergaba 13 mil cartuchos de diferentes calibres, 96 cargadores, 13 armas cortas, siete armas largas, 76 radios portátiles, tres bases de radio, 56 cargadores de radio, cuatro chalecos antibalas, seis placas para chalecos, 10 fornituras, siete cinturones, 18 portafusiles, tres portacargadores, unos binoculares, una fuente de poder, un escáner de radiofrecuencias, dos máquinas para contar dinero y uniformes militares. En el patio de la casa una pick up Silverado con placas de Arizona, una camioneta Commander con placas de Sonora y un Lincoln Navigator sin placas, todos los vehículos blindados, en el interior de estos, armas de distintos calibres.
La única persona detenida fue una mujer, un hombre que se percato a tiempo del evento, pudo huir. El pequeño está a cargo de la Procuraduría del Menor y la Familia.
Triste pero cierto, nuestro pequeño Johnny, como lo llamamos, es el producto de una de las muchas familias involucradas ya sea en el narcotráfico o en el tráfico de armas. Para el pequeño, igual que para muchos menores que habitan en nuestro país, la violencia, las armas, las drogas y la muerte son parte de la infancia.
Se supone, y en este caso sólo se supone, que los adultos somos responsables de criar niños sanos, de darles las herramientas para vivir y salir adelante, pero tal parece que muchos padres han optado por brindar armas en lugar de herramientas, en sembrar odio y violencia en lugar de amor y esperanza en el corazón de sus hijos.
Si Johnny y muchos de los Johnnies de este país, con escasos 9 años, llevan en la mochila un arma y varios cargadores, que llevaran en sus autos cuando sean adultos, que pensamientos inundaran sus mentes, creo que sólo muerte, violencia y destrucción. Total al fin y al cabo, la muerte es parte de su vida desde que llegaron al mundo.
Sin niños sanos, estamos condenados a nuestra propia destrucción.