No hay pruebas de corrupción en la Copa del Mundo de 2006 en Alemania. La investigación independiente de un bufete de abogados sobre denuncias de corrupción en la organización de la Copa del Mundo de 2006 en Alemania no halló evidencia de compra de votos de parte de los encargados de la candidatura.
Sin embargo, el informe indica que no se puede descartar que haya habido sobornos.
“No encontramos evidencia de compra de votos, pero tampoco podemos descartarlo”, señala el informe de Freshfields, el bufete contratado por la federación alemana de fútbol para investigar las denuncias que realizó primero en octubre la revista Der Spiegel.
El informe, presentado por el abogado Christian Duve, señala que un pago de 6,7 millones de euros (7,3 millones de dólares) realizado por la federación a la FIFA el 27 de abril de 2005 fue “declarado falsamente” por el comité organizador del Mundial como si fuese destinado para una gala inaugural, cuando en el dinero en realidad era para el ex director de Adidas, Robert Louis-Dreyfus.
Ese mismo día, la FIFA transfirió el dinero a una cuenta abierta por Louis-Dreyfus en Suiza. Según el informe de Freshfields, el ex presidente de la FIFA Joseph Blatter estaba al tanto del pago.
Louis-Dreyfus, quien falleció en 2009, abrió la cuenta suiza en agosto de 2002, poco antes que se realizara un pago de 10 millones de francos suizos -casi el equivalente a 6,7 millones de euros de la época- a bufete legal suizo. En la cuenta de banco del bufete también se encontraron transferencias bancarias hasta ahora desconocidas con Franz Beckenbauer, quien era el jefe de la candidatura de Alemania en ese momento.
Los 10 millones de francos suizos fueron transferidos después a una empresa en Catar, que pertenecía al entonces funcionario de la FIFA Mohamed Bin Hammam, y cuyo supuesto propósito era la transmisión y mercadeo de los Juegos Asiáticos de 2006, dijo Duve.
Bin Hammam, quien luego fue expulsado de la FIFA por acusaciones de compra de votos, negó haber recibido el dinero, según el informe.
Freshfields dijo que se topó con varias “vallas” mientras realizaba su investigación, incluyendo información electrónica que faltaba, correos electrónicos borrados, archivos inaccesibles y gente que se negó a hablar con sus investigadores, incluyendo a Blatter.
“Debido a estas restricciones, no podemos presentar una conclusión definitiva hoy”, indicó Freshfields.
Los abogados de la firma examinaron 128.000 documentos electrónicos y de otros tipos, y entrevistaron a 31 personas.
La FIFA indicó que revisará el informe y lo tomará en cuenta en sus propias pesquisas sobre corrupción en el organismo.
“La FIFA compartió información con la federación para ayudar en la investigación y, a cambio, recibió información de la federación que ayuda a la investigación de la FIFA”, indicó el organismo rector. “De todas formas, todavía quedan muchas interrogantes sin responder. La investigación de la FIFA se ha visto afectada por el hecho de que muchos testigos no están dispuestos a responder a las preguntas o suministrar documentos”.
Duve dijo que algunos correos fueron borrados y que no pudieron entrevistar a algunas personas, incluyendo a Blatter, cuyo abogado rechazó una invitación.
Un acuerdo con el ex vicepresidente de la FIFA, Jack Warner, pactado cuatro días antes de la votación de 2000 en la que se eligió a Alemania como sede también fue blanco de la pesquisa.
Duve dijo que Warner sí recibió algunos de los favores mencionados en el acuerdo, como recibir banderas y boletos para la federación de Trinidad y Tobago, su país natal, y que además fue agasajado en Alemania, aunque el valor económico de esos beneficios no fue muy grande.
Reiner Koch, uno de los dos presidentes interinos de la federación alemana, ha dicho que el contrato fue “muy inusual”.
Reinhard Grindel, tesorero de la federación que es el único candidato para convertirse en su presidente el próximo mes, exhortó a la federación a crear una comisión de ética para evitar que se repitan casos como este.
El informe señala que Wolfgang Niersbach, ex presidente de la federación que renunció en noviembre cuando se desató el escándalo, no supo sobre el pago de 6,7 millones hasta 2015. El informe no presentó evidencia alguna contra Niersbach, quien sigue en el comité ejecutivo de la FIFA.