Cuando oraba en el oratorio construido sobre la tumba de su hija, los paganos la descubrieron y la quemaron junto a sus tres criadas. Los santos mártires Claudio, tribuno, y su mujer Hilaria, y sus hijos Jason y Mauro, con setenta soldados, en Roma; de los cuales el emperador Numeriano mandó que a Claudio le ataran una gran piedra al cuello, y le echaran al río; y que sus hijos y soldados fuesen degollados.
Hilaria, habiendo dado sepultura a sus hijos, estaba en oración junto a su sepulcro, donde la prendieron los gentiles, y entre las manos de éstos murió en el Señor. Claudio en calidad de tribuno romano tuvo que asistir con sus soldados al martirio de los Santos Crisanto y Daría, y al ver la fortaleza invencible de los dos atletas cristianos, él, su familia y todos los soldados que estaban a sus órdenes confesaron públicamente el nombre de Cristo. Aconteció esto el año 282.
Y por el momento, no existe ninguna oración relacionada con Santa Digna de Augsburgo.