En medio de la crisis que se vive al interior de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) y de los cuestionamientos de algunos músicos que han señalado la falta de capacidad de José Areán (Ciudad de México, 1966) como director artístico, el día de ayer su titular hizo pública su decisión de renunciar a su cargo a través de las redes sociales, tras permanecer cuatro años al frente de la agrupación.
Sin establecer la fecha exacta de su separación, Areán comentó vía telefónica a Excélsior que ésta ha sido una decisión bien pensada y necesaria para el fortalecimiento del grupo, y aprovechó para recordar que fue en este tiempo cuando se consiguieron las mejores condiciones laborales de los músicos y la recuperación parcial del presupuesto. Sin embargo, aseguró que la decisión responde al fin de un ciclo y no a los rumores, las presiones o la grilla dentro de la agrupación.
Además, aseguró que desde hace más de diez años ha sostenido que la Sala Silvestre Revueltas nunca fue concebida como una sala de conciertos, por lo que celebra la posibilidad de que las autoridades capitalinas se inclinen por la construcción de una nueva sede.
Alrededor de las 17 horas de ayer, Areán, quien ha trabajado desde 2006 como conductor asociado de la Orquesta Sinfónica de Minería, que ha colaborado como asistente de la Ópera de Bellas Artes, anunció su salida:
“Estimados amigos, les comparto que estoy llegando al término de mi ciclo como Director Artístico de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad México. Me había planteado tres años de actividad ahí, y ahora cumplo justo cuatro de haber tenido el honor de dirigir los destinos de esta notable agrupación”, escribió.
Y argumentó que, a partir de este momento, se iniciará un proceso de selección del nuevo director, para lo cual se buscará que los integrantes de la OFCM establezcan reglas claras y transparentes hasta alcanzar “un ejemplo de transición ordenada”.