Por ultimo, dentro de esta lastimosa lista y que nos debe hacer recapacitar, esta el oso polar.
El oso polar u oso blanco (Ursus maritimus, antiguamente Thalarctos maritimus) es un gran mamífero del orden Carnivora, familia Ursidae. Rivaliza con su pariente, el oso Kodiak (Ursus arctos middendorffi), por el título de carnívoro terrestre más grande de la Tierra.
Tradicionalmente, los osos polares fueron cazados por los esquimales y otros pueblos árticos, tanto por su carne como (especialmente) por su hígado lleno de vitaminas. Los colonos europeos comenzaron a matarlos también por deporte y para evitar sus incursiones en los poblados, donde podían robar comida o atacar a los animales domésticos. En raras ocasiones se dieron ataques contra humanos, aunque la gran mayoría de éstos fue obra de animales heridos previamente por los propios hombres.
El número de osos polares se ha reducido enormemente en las últimas décadas.
Hasta hace algunos años, los osos polares se cazaban desde embarcaciones de motor, avionetas e incluso helicópteros.
Esta caza masiva puso la especie al borde de la extinción, por lo que acabó prohibiéndose, también se ha perseguido el uso de cebos envenenados para matar a los osos.
Las amenazas más modernas las constituyen la acumulación de contaminantes en el hielo y atmósfera árticos y el calentamiento que está afectando su ecosistema.
Según estudios canadienses (2005) el hielo de las zonas habitadas por estos animales se está derritiendo hasta tres semanas antes que en la década de 1970, obligando al oso a retirarse a tierra firme sin haber completado sus reservas de grasa, que pierden durante el verano y el otoño en forma tan crítica que afecta la capacidad de las hembras para quedar preñadas y minan su capacidad de producir leche para alimentar a sus crías.
Esto ha provocado una caída del 15% en la tasa de nacimientos.
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