Hace unos días se reunieron los padres de los normalistas de Ayotzinapan y el presidente Enrique Peña Nieto, el presidente tomó la palabra y de todo lo que dijo hay que rescatar dos cosas, lo primero es que le dijo a los padres, que se sienten enojados, engañados, abusados, etc. por el gobierno que él, el presidente de México está de su lado, no es el ente maligno que le vendieron los manipuladores de los padres, el presidente de México creo yo es uno de los más interesados en que la crisis de Ayotzinapa para que puedan dejar de darle dicterios a él, su familia, su gabinete y su gobierno… y dos, dijo que habría justicia.
Tras todo esto, los padres trataron al presidente y su gabinete como verdaderos inútiles, mentirosos y sobretodo, participes de un complot ocultando la verdad y creyendo (chapuceramente o no) que sus hijos siguen vivos y así les deben ser entregados.
Ahora a la distancia de esa reunión, ya escribí algunas líneas al respecto pero me gustaría retomar el tema desde la óptica de la mesura.
Por ello mismo me parece que lo expresado por el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Roberto Campa, es lo más sensato en todos los sentidos, ya que dijo que no habrá “borrón y cuenta nueva” en la investigación de la PGR sobre los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero.
Obvio, ni modo de soltar a los detenidos con un “usted disculpe” eliminar aquello que es la evidencia y sobretodo decir que el narcotrafico no tuvo que ver, que los excesos de los Abarca no importan, que las detenciones de sicarios confesos y del líder de la plaza “El Gil” pasa y ya será en otro momento por otro delito el que se le juzgue.
Quien lo piense, sea padre o familiar o perito independiente o superman el que lo crea, esta tonto.
De hecho y hay que dejarlo muy en claro, el informe de los expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos “no hay nada que sustente un borrón y cuenta nueva, porque el mismo tiene puntos de coincidencia con la investigación que hizo el Ministerio Público”.
De hecho ya dije en este mismo espacio que el informe del grupo independiente de expertos de la CIDH no da ninguna teoría de lo ocurrido, no habla más que de conjeturas e ideas de lo que quizá no paso, pero descalifica lo que sabemos paso hasta el momento y por ende también descalifica que el Instituto de Innsbruck este trabajando con ADN mitocondrial.
Basta a los excesos de estos señores, de hecho en otros puntos el reporte se plantea que la propia indagatoria tiene declaraciones en sentido distinto y por ello pide profundizar en algunos temas, además de que apunta a un móvil contenido en el expediente relacionado con el trasiego de droga a Estados Unidos.
Sabemos algo, la región donde se encuentra la normal de maestros rurales que tenía a los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y que en este momento está vacía, abandonada y cada día peor sirviendo solo de estacionamiento de camiones secuestrados, es una zona que tiene muy alta presencia de integrantes del narcotrafico.
Además, Guerrero por sus condiciones climáticas es zona de cultivo de amapola, planta que sirve de base para la heroína la droga de moda en este momento en los Estados Unidos.
Ahora, lo que más les duele y de donde más se agarran los padres de los normalistas desaparecidos para descalificar todo lo ocurrido en la fatídica noche de Iguala es lo que al respecto tiene que ver con la posibilidad o no de que hayan sido incinerados los 43 cuerpos en el basurero de Cocula.
Entiendo que ha de ser súper doloroso y que no se le desea a nadie perder un hijo y menos sabiendo lo que pudo haber vivido en sus últimos instantes de vida, pero aun cuando los expertos acreditan que hay distintas líneas en las declaraciones sobre lo que pasó con los cadáveres se sabe en este momento que al menos dos, dos de 43 (ya el 5 por ciento de ellos) fueron quemados hasta las cenizas y se les ha descubierto en los restos enviados a Austria.
Si el doctor José Torero (especialista en incendios) le parece que no pudieron haber sido incinerados 43 cuerpos en ese basurero de Cocula, solo habiendo estado ni 45 minutos en el y sin haber hecho pruebas a más de 10 meses de haber ocurrido el incendio, estamos jodidos ya que no aporta ningún elemento científico a la investigación como prueba y, hace solo leña del árbol caído que es el problema de la desconfianza en las instituciones.
La procuraduría general de la república hará muy bien en que a partir de la evidencia y de cómo se recolectó, proponga al peruano de la CIDH en su estudio que se realice una investigación del más alto nivel, lo que se atiende, por lo que será el propio José Torero a quien se invitará a que lo haga.
De hecho, ya va siendo hora de que los mexicanos estemos listos a que nos digan la verdad nos guste o no, la instrucción que recibieron diversas personas a todos los niveles del gobierno de parte del propio presidente Enrique Peña Nieto es atender las solicitudes y en muchos casos reclamos de los familiares, los que “en algunos casos tienen que ver con búsqueda, atención a víctimas y de atención a heridos”.
Va siendo hora de que la sociedad misma vea que los padres de los normalistas de Ayotzinapa tampoco están ayudando a algo en el caso y si, estorbando y mucho en todo.