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El papa Francisco aceptó el martes la dimisión de un obispo estadounidense que se declaró culpable de no informar sobre un sacerdote que supuestamente abusó de menores, respondiendo a las peticiones de víctimas para actuar contra los prelados que encubren a sacerdotes pedófilos.
El Vaticano informó que el obispo Robert Finn presentó su renuncia en virtud de un código de la ley canónica que permite dejar el cargo por enfermedad o por un motivo “serio” que les haga inadecuados para el puesto. La Santa Sede no dio la razón de la renuncia de Finn, quien con 62 años todavía le faltaban algunos para retirarse a la edad promedio de 75.
Finn, que lidera la diócesis de Kansas City-St. Joseph en Missouri, esperó seis meses antes de informar a la policía sobre el reverendo Shawn Ratigan, cuya computadora contenía cientos de fotos lascivas de niñas tomadas dentro y alrededor de iglesias en las que trabajó. Ratigan fue condenado a 50 años de cárcel tras declararse culpable de cargos de pornografía infantil.
Finn se declaró culpable de un cargo menor de no denunciar un supuesto abuso y fue condenado a dos años de libertad condicional en 2012. Pero desde entonces había enfrentado la presión de católicos locales para que renunciara, mientras algunos creyentes pedían a Francisco que lo retirara de la diócesis.
Hasta ahora ningún obispo había sido retirado de su cargo por encubrir a sacerdotes culpables. Y técnicamente hablando, Finn no fue retirado, sino que él renunció, de la misma forma como el cardenal de Boston, Bernard Law, ofreció dejar el cargo en 2002 después de que un escándalo de sacerdotes pedófilos explotara en su arquidiócesis.
Law no fue sentenciado de crimen alguno, como Finn, y el hecho de que el Vaticano no le hubiera sancionado o depuesto había alimentado las quejas de las víctimas sobre que los obispos seguían estando protegidos, incluso tras la promesa de “tolerancia cero” de Francisco.
Anne Barrett Doyle, codirectora de BishopAccountability.org un sitio en internet que denuncia abusos de sacerdotes, dijo en un comunicado que la renuncia de Finn es bienvenida pero pidió al papa pronunciarse públicamente sobre el hecho de que el obispo fue retirado del cargo por actuar erróneamente en el caso Ratigan y por no proteger a los niños.
Agregó que a otros obispos se les ha permitido renunciar con los dos papas anteriores, pero el Vaticano nunca ha vinculado públicamente estas acciones con los casos de abuso.
Finn, quien se disculpó por las acciones de Ratigan y adoptó medidas para hacer la diócesis más segura para los niños, sigue siendo el cargo eclesiástico de mayor rango condenado en Estados Unidos por no tomar medidas ante acusaciones de abusos.
Incluso el principal asesor de Francisco en la gestión de casos de abusos sexuales, el cardenal Sean O’Malley, había dicho públicamente que el pontífice debía abordar el caso de Finn “con urgencia”.
El Vaticano envió un arzobispo canadiense a la diócesis de Finn el pasado otoño, dentro de una investigación sobre su liderazgo. Pero hasta el martes no se había apuntado sobre qué medida podría adoptar el pontífice.
Papa Francisco

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