El secretario de Salud, José Ãngel Córdova, reconoce que la emergencia decretada en México, hace exactamente un año, por la aparición del virus de influenza A H1N1, fue un momento â??difÃcil y de incertidumbreâ?.
Acepta que el panorama previsto era fatal: podrÃa haber 2 millones de enfermos en tres meses y un millón de muertos, por lo que se decidió suspender clases y avisar a la ciudadanÃa de las medidas de distanciamiento.
Doce meses después, relajado, sin ojeras ni preocupación, el funcionario recuerda la primera acción que tomó: â??Le informé al presidente Felipe Calderón. Me trasladé a Los Pinos. Le dije lo que los libros y los estudios recomendaban hacer. Y me dijo: â??Actúa como tienes que actuarâ??â?.
Entonces salió en cadena nacional de televisión a informar sobre el nuevo virus y de las medidas que mantuvieron a la mayor parte de los habitantes del paÃs en sus casas.
Desde su perspectiva, el cierre de escuelas y comercios no fue exagerado: â??Gracias a esas acciones se logró contener muy rápido el problema. Si al principio los casos se hubieran diseminado, como ocurrió en la tercera ola, de septiembre a octubre, probablemente no hubiéramos sido capaces de atender la demanda de serviciosâ?.
En lo que va de 2010 el nivel de contagio muestra un importante descenso que, de continuar, el gobierno federal dará por terminada la emergencia, previa consulta con la Organización Mundial de la Salud, dice el funcionario.
Entre las lecciones que dejó la situación, Córdova menciona la necesidad de estar revisando siempre los sistemas de vigilancia epidemiológica, â??porque hasta que se ponen a prueba se puede conocer si funcionanâ?. Además señala que es vital capacitar al personal, ya que no es lo mismo manejar a un enfermo con A H1N1 que con neumonÃa. â??Te das cuenta que el esquema hay que completarlo y corregirloâ?