La miseria de millones de personas en Indonesia azuza el comercio ilegal de órganos humanos a través de internet en páginas de anuncios clasificados donde, sin tapujos ni intermediarios, se ofrecen riñones desde 5 mil dólares.
“Vendo riñón. Necesito dinero para pagar deudas. Hombre, 29 años. No fumo ni consumo drogas”. “Tengo 24 años. Vendo mi riñón urgentemente. Agradezco dinero por adelantado”. “Estoy muy interesado en vender un riñón. Tipo de sangre: O. Disponibilidad inmediata”.
Estos son algunos de los mensajes colgados en la última semana en dos de las más populares websites de anuncios por palabras de Indonesia, los portales “Gratisiklan” e “Iklanoke”.
En esta última página de internet, la búsqueda hoy de la palabra “riñón” entre su índice de clasificados ofrece una lista con 419 resultados.
Los anunciantes son en su mayoría jóvenes y estudiantes con dificultades para costear sus estudios, aunque también hay adultos desempleados incapaces de afrontar sus deudas y madres que quieren asegurar la alimentación y educación de sus hijos.
Muchos no tienen ningún miedo a escribir sus nombres reales en la red o a dejar sus números de teléfono y direcciones de correo electrónico para los interesados.
Los precios, que se especifican en menos de la mitad de las ocasiones o aparecen acompañados de la delatora palabra “negociable”, oscilan entre los 50 y los 800 millones de rupias (5 mil 300 y 87 mil 400 dólares ó 3 mil 750 y 60 mil 200 euros) .
Cuando un potencial comprador les contacta, suele exigir primero un análisis médico exhaustivo en un centro hospitalario privado para comprobar el estado de salud del proveedor y la calidad del órgano que busca, según indican los expertos.
Luego, si los resultados del chequeo son satisfactorios, el interesado, generalmente extranjero, sufraga al donante interesado un viaje a un tercer país, en muchos casos Singapur, donde se puede realizar el trasplante con todas las garantías sanitarias.
El tráfico ilegal de órganos humanos no es delito de reciente aparición en Indonesia, como reconoce el propio Gobierno del país, que carece de una estimación oficial del alcance del problema.
Dos jóvenes indonesios de 26 y 27 años fueron condenados en 2008 en Singapur por acordar la venta de sus riñones a sendos ricos vecinos de la ciudad-estado, aunque no llegó a consumarse la operación quirúrgica.
No obstante, la novedad que supone la proliferación de estos anuncios a través de internet es que, por primera vez, se aprovechan las nuevas tecnologías para saltarse las mafias que controlan este mercado ilegal en Indonesia y que se embolsan jugosas comisiones, según los expertos.
La nueva Ley de Salud, aprobada por el Parlamento indonesio el pasado octubre, prohíbe explícitamente el tráfico de órganos, una cuestión que no se contemplaba antes, y estipula penas de hasta diez años de cárcel y multas de mil millones de rupias (110 mil dólares o 75 mil 500 euros) para los infractores.
Sin embargo, la normativa admite que se puedan producir donaciones por “razones humanitarias”, lo que deja la puerta abierta a irregularidades y abusos.
Según el Banco Mundial, unos 100 millones de personas en Indonesia, el 40% de su población, viven con menos de dos dólares al día y la venta de un riñón a cambio de 5 mil dólares puede ser el medio para salir de la miseria