Al interior del partido gobernante se han prendido los focos rojos ante los números internos que están levantando a menos de un mes de las elecciones locales en la Ciudad de México y el estado de Veracruz. En ambos casos hay alarma y preocupación por un escenario de derrota para Morena en dos de sus principales bastiones, especialmente en la capital del país, porque además esas dos entidades que representan juntas una votación de casi 14 millones –7.9 millones en CDMX y 6 millones de votantes en Veracruz–, son parte de la lista de los cinco estados estratégicos por tener las listas nominales de electores más grandes de la República y que juntos los 5 concentran el 38.5% de los votos.
Aún cuando las encuestas aún les dan una ligera ventaja a sus dos candidatas a Jefa de Gobierno y gobernadora, la preocupación en Morena se basa en que en la CDMX se teme que vuelva a presentarse el fenómeno del 2021 cuando emergió, sin que se reflejara en las encuestas de aquellos comicios intermedios, un fuerte “voto de castigo” a los gobiernos morenistas de Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador, que sorprendió a todos en el partido gobernante y les costó perder 9 de 16 alcaldías a manos de la alianza opositora del PRI-PAN-PRD además de la mayoría en el Congreso local capitalino.
Si se vuelve a presentar ese fenómeno y aflora un descontento ciudadano que no alcanzan a medir las encuestas, Morena perdería no sólo la segunda entidad con más votos a nivel nacional, sólo superada por el Estado de México con sus 13 millones de votantes, sino que una derrota en la CDMX significaría también perder el control del bastión más emblemático del morenismo y de la 4T, porque fue justo en la capital de la República donde cobró fuerza y relevancia nacional el movimiento lopezobradorista en 2006, que después daría pie al rompimiento con el PRD y la fundación de Morena en el año 2015.
En el caso de Veracruz, por más que la candidata Rocío Nahle presuma su ventaja en las encuestas, las señales de alarma se encendieron en el partido oficialista por el fuerte desgaste que ha sufrido la imagen de su abanderada a la gubernatura, luego de las publicaciones sobre un presunto crecimiento inusitado en su patrimonio inmobiliario. Y aunque Nahle ha negado la propiedad de casas, mansiones y departamentos que le ha documentado el empresario veracruzano, Arturo Castagne, hasta ahora la difusión constante de noticias con propiedades que le achacan en México y en el extranjero, ha permeado en el electorado veracruzano y la estrategia política de golpeteo, que ella atribuye a su contrincante el candidato priista, José Yunes Zorrilla, parece haber cumplido su cometido de manchar la imagen de la exsecretaria de Energía, como una mujer que incrementó su patrimonio de manera notable durante los 5 años que se hizo cargo de la construcción de la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco.
El temor que tienen en Morena es que la persistencia de la campaña en contra de Nahle, que no ha reaccionado bien al golpeteo político y mediático, y ha aparecido enojada y con su tono prepotente negando las acusaciones, pero sin presentar documentos que prueben la verdad sobre su patrimonio y el de su familia, pueda tener un efecto inesperado en el electorado veracruzano y genere un voto de molestia o rechazo hacia su candidata, de tal tamaño que pueda revertir la ventaja que todavía, a tres semanas de las votaciones, le otorgan las encuestas a la morenista.
Así que si se toman en cuenta los riesgos de perder la CDMX y Veracruz para el partido gobernante, y se le suman estados que hoy se ven perdidos para Morena como Guanajuato, Yucatán, Chihuahua, Nuevo León, Jalisco, Aguascalientes, Coahuila, además de Durango donde hay una contienda muy cerrada con la alianza opositora, se podría hablar de entre 9 y 10 estados en los que los morenistas no tendrían el triunfo y eso les impactará directamente en su votación nacional, pero sobre todo en la posibilidad de perder la mayoría simple en el Congreso de la Unión, lo que configuraría un posible gobierno dividido para el próximo sexenio a quien gane la Presidencia de la República.
Apenas el pasado lunes, ante consejeros regionales del banco BBVA, el más grande de México en este momento, la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, les dijo a los banqueros que la elección del 2 de junio es para ella un mero “trámite” pues según los apoyos que ha recibido en su recorrido por la República, ella cree que ya ganó la Presidencia, aún cuando ni siquiera han votado los mexicanos. Veremos si los electores no le hacen más complicado el trámite a Sheinbaum, a Morena y al verdadero jefe de sus campañas, el presidente López Obrador, y les dan otra sorpresa que no se esperan arrebatándoles sus bastiones más emblemáticos.