Un tribunal egipcio confirmó el martes la condena a muerte impuesta al derrocado presidente islamista Mohammed Morsi por una fuga masiva de la cárcel durante el levantamiento de 2011 que terminó llevándolo al poder.
El juez Shaaban al-Shami confirmó el fallo tras consultas con la autoridad religiosa del país, como exige la ley egipcia para los casos que incluyen la pena capital. La autoridad religiosa emite opiniones no vinculantes sobre esas sentencias.
El fallo será apelado de forma automática. El magistrado confirmó además las condenas a muerte para otros cinco líderes de la Hermandad Musulmana de Morsi que también están encarcelados.
En julio de 2013, el ejército derrocó y detuvo a Morsi, el primer presidente elegido libremente en el país, en medio de multitudinarias protestas exigiendo su dimisión.
El ex presidente egipcio Mohamed Morsi ha sido condenado hoy a pena de muerte por un tribunal egipcio. Los cargos están vinculados al asalto a varias prisiones durante la revolución de enero de 2011, lo que permitió la liberación de cientos de reos, entre ellos varios dirigentes de los Hermanos Musulmanes, incluido el propio Morsi. El líder supremo de la hermandad, Mohamed Badie, también ha sido condenado a la pena capital. El veredicto puede ser recurrido, informa Reuters.
La sentencia llega después de que el tribunal pospusiera su dictamen definitivo el pasado 25 de mayo, una vez recibida la opinión del gran muftí de la república. Según la ley egipcia, esta autoridad religiosa debe siempre emitir su juicio ante una condena a la pena de muerte, si bien no es vinculante. El aplazamiento del veredicto creó la impresión de que el muftí podría ser contrario a la condena a la pena capital.
Además de Morsi, entre las más de 100 personas procesadas fueron también condenados varios líderes de la Hermandad, entre ellos Badie, el guía religioso del grupo político al que pertenece Morsi. Badie ya cuenta con una condena a la pena de muerte firme y está imputado en otros 40 casos.
Si bien la cofradía islamista era una organización ilegal durante la época Mubarak, el ex dictador nunca se atrevió ni tan siquiera a arrestar al guía supremo, lo que muestra que la severidad de la actual ola represiva no tiene precedentes cercanos.
Se calcula que cerca de 40.000 personas han sido encarceladas tras el golpe, y otras 3.000 han muerto a causa de la violencia que se desató, la mayoría simpatizantes o miembros de los grupos islamistas.