Las autoridades iraníes han detenidos a dos ciudadanos extranjeros, a los que calificaron de “dos falsos periodistas que trataban de recopilar información sobre una mujer condenada a muerte por asesinato y adulterio”.
Así lo explicó el fiscal general del país y portavoz del Poder Judicial, Gholam Husein Mohseni Ejaei, en declaraciones divulgadas por la agencia de noticia local Mehr.
El clérigo aseguró que los dos hombres, cuya nacionalidad no desveló, trataban de entrevistar a los hijos de Shakineh Mohammadi Ashtianí, la mujer cuya condena a ser lapidada ha levantado una oleada de protestas internacionales.
“Una persona cercana a la familia que sospechó de la visita de los dos extranjeros alertó a las autoridades. Se demostró que no eran periodistas, o al menos no pudieron probarlo. Además habían entrado en el país como turistas”, dijo.
Ejaei resaltó, asimismo, que los dos hombres fueron guiados “por un fugitivo iraní que residía en su mismo país”.
El diario británico The Guardian asegura, por su parte, que los detenidos son dos alemanes que trabajan para el semanario germano “Bild am Sonntag”.
La misma información aporta el Comité Internacional en Contra de la Lapidación, que detalla que los dos detenidos son un periodista y un fotógrafo alemanes.
La organización denuncia que junto con ellos fueron detenidos el domingo en la ciudad de Tabriz, a unos 600 kilómetros al noroeste de Teherán, uno de los hijos de Ashtaní y el abogado de la mujer, lo que prácticamente la deja sin ningún tipo de vínculo en el exterior.
“Estaba al teléfono con uno de los periodistas en medio de la entrevista cuando al parecer un grupo de policías irrumpió en la sala y se interrumpió la comunicación”, aseguró Mina Ahadi, miembro de la organización, al mismo rotativo británico.
Efe trató hoy de contactar con Sajad Ghaderzadeh, uno de los hijos de la acusada, pero la línea de teléfono habitual no estaba operativa.
La semana pasada, en declaraciones a Efe, Sajad advirtió de que habían sido amenazados por las fuerzas de seguridad y que prendían lograr asilo político en Italia por temor a ser detenidos.
El hijo de Ashtianí señaló, asimismo, que la familia había pedido la mediación del Papa Benedicto XVI para tratar de salvar a su progenitora.
La tragedia de Ahstianí salió a la luz pública meses atrás cuando su primer abogado, Mohamad Mostafei, afirmó que la mujer, de 43 años, había sido condenada por adulterio y que sería ejecutada por lapidación.
El anuncio despertó una oleada de duras críticas y protestas internacionales a Irán, lo que obligó al régimen islámico a suspender la sentencia y afirmar que se encuentra bajo revisión.
Una mujer, a la que la televisión estatal identificó como la propia Ashtianí, confesó en la pequeña pantalla días atrás haber mantenido una relación fuera del matrimonio con un hombre y haber participado en la muerte de su marido.
La supuesta condenada criticó, asimismo, la campaña emprendida por su abogado, quien también se ha tenido que exiliar al norte de Europa y se halla en Noruega.
El caso ha abierto también una agria polémica en el régimen iraní, con declaraciones contradictorias entre el Ejecutivo y el Poder Judicial, que pone una vez más de relieve la fractura en el círculo de poder.
Hace dos semanas, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, reiteró que no existía tal condena a muerte y que se trataba de una campaña de propaganda en contra de Irán.
Sin embargo, Mohseni Ejei, aseveró días después que Ashtianí había sido ya condenada a muerte por el segundo de los dos delitos -es decir, el asesinato de su marido- y por ello sería enviada a la horca.