Pakistán esta viviendo momentos difíciles en su seguridad, tanto que el ya no ser Pervez Musharraf jefe del estado militar, quizá le vaya a costar la vida.
¿Porque lo digo?
Cinco atentados en su contra que no han tenido éxito lo dejan como clara diana para blanco de islamistas radicales, el taliban (taliban ya en si misma es palabra en plural, su singular es talib) al que ayudo a derrocar en la guerra con Estados Unidos y lógicamente, Al Qaeda.
Bueno, ahora ya no siendo jefe del estado mayor (jefe de las fuerzas armadas) pakistaní, se ve envuelto el lo que podría ser, a juicio de varios compañeros analistas y un servidor, su sentencia de muerte anunciada.
Recibió el Tribunal Supremo de Pakistán una petición formal por parte de un grupo defensor de la judicatura (grupo de abogados y jueces de menor rango que buscan restituir la judicatura (órgano regulatorio del estado) que fuera disuelto por Musharraf el año pasado declarando estado de excepción por la muerte de Benazir Butho) para que el presidente del país, Pervez Musharraf, abandone la residencia militar de Rawalpindi, cerca de Islamabad, donde continúa viviendo a pesar de que ya no es jefe del Ejército.
Esa vivienda tiene mecanismos de defensa así como de seguridad que no creo tenga otra casa en Pakistán; si lo sacan de ahí, lo condenan a muerte, y ojo que no le defiendo pero Pakistán que es nación atómica con un golpe de estado por radicales, podría significar peligro para el mundo.
Veamos en que deriva todo esto.
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