Un neozelandés (Philip Blackwood) y sus dos compañeros birmanos han sido condenados este martes en Birmania a dos años y medio de cárcel con trabajos forzados por “insultar intencionadamente las creencias religiosas”, al haber utilizado una imagen de Buda para publicitar su bar.
El juez estimó que el ciudadano neozelandés Philip Blackwood, gerente del bar VGastro, “quiso insultar intencionadamente las creencias religiosas” con la imagen publicada en Facebook de un Buda con auriculares de DJ.
La imagen provocó reacciones airadas en las redes sociales, en un país que está viviendo un ascenso del nacionalismo budista. Desde 2012, al menos 250 personas han muerto en una serie de incidentes entre budistas radicales y musulmanes, y decenas de miles de personas se han visto obligadas a desplazarse, en su mayoría musulmanes. Por ello parecio que Philip Blackwood se burlaba de todos y ante la tensión religiosa las autoridades aplican el castigo.
Los tres acusados, encarcelados desde diciembre en una cárcel de Rangún, han sido condenados a dos años de prisión por “insulto” a la religión y a seis meses más por alteración del orden público, ya que hubo manifestaciones cerca del bar. Ambas penas van acompañadas de trabajos forzosos. El juez precisó que podrán apelar la decisión.
Philip Blackwood gerente neozelandés del local, de 32 años y padre de una niña de siete meses, no hizo ningún comentario tras la sentencia, y fue llevado en un camión de la policía en medio de una nube de cámaras.
Durante el juicio, los tres hombres negaron que hubiesen querido insultar la religión. Fueron detenidos a raíz de una denuncia presentada por un funcionario del Departamento de Asuntos Religiosos, tras lo cual se les cerró el bar.
Los padres del neozelandés, entrevistados por la agencia de prensa Fairfax Media, dijeron desde su casa que estaban muy sorprendidos por la sentencia. “Esperábamos que se impusiera el sentido común y se le declarara inocente, porque no fue un acto malintencionado”, dijo su padre.
Para Phil Robertson, director adjunto de Human Rights Watch en Asia, estas penas demuestran que “la libertad de expresión está más amenazada que nunca” en Birmania, que se dispone a celebrar elecciones a fines de año. “Las autoridades deberían aceptar las disculpas públicas sinceras de estos tres hombres, anular la condena y ordenar su puesta en libertad inmediata e incondicional”, añadió en un comunicado.
Rupert Abbott, vicedirector de Amnistía Internacional para la región Asia-Pacífico, estimó que “la reducción del espacio dejado a la libertad religiosa en Birmania es muy preocupante, al igual que la influencia creciente de la retórica de los grupos budistas extremistas”.
El auge del nacionalismo budista en Birmania, un país que empezó a abrirse al exterior en 2011 después de décadas de régimen militar, está fomentado por monjes extremistas que dicen querer “proteger” el budismo, la religión de más del 80% de la población birmana.
Wirathu, el más conocido de esos monjes, insultó hace poco a una representante de la ONU diciendo que era “una puta en nuestro país”. El monje arremetió de esta forma contra Yanghee Lee por haber criticado una serie de proyectos de leyes religiosas, que quieren, entre otras cosas, reducir los matrimonios entre personas de distinta confesión en Birmania.