México debería aprovechar la cumbre de líderes de América del Norte de la ciudad mexicana de Guadalajara para exigir a EE.UU. coherencia en materia de derechos humanos como argumento para asegurarse el desembolso total de la ayuda antidrogas de la Iniciativa Mérida, coincidieron hoy varios expertos.
Los presidentes de México, Felipe Calderón, y Estados Unidos, Barack Obama, se reunirán el domingo y el lunes en Guadalajara con el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, con el que el Gobierno mexicano tiene también una cuenta pendiente: revertir la reciente imposición de visa a los mexicanos que viajan a tierras canadienses.
La cita trilateral llega marcada por las suspicacias surgidas en algunos sectores de EE.UU. y México sobre el cumplimiento por parte de la nación latinoamericana de las condiciones de la Iniciativa Mérida, de unos 1.400 millones de dólares en tres años, especialmente en el capítulo del respeto a los derechos humanos.
El Departamento de Estado debe enviar al Congreso un informe sobre la cuestión para liberar el 15 por ciento de esos fondos, retenidos por ley hasta que se demuestre que las autoridades mexicanas cumplen en ese ámbito, resbaladizo para las autoridades a raíz de las críticas por la acción del Ejército en las calles.
El miércoles se supo que el senador demócrata Patrick Leahy, clave en el desembolso de ayuda exterior, ve prematuro el envío de ese estudio, al parecer después de que le llegara una primera versión. Y se dispararon las alarmas.
En opinión de la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado mexicano, Rosario Green, del opositor Partido, Revolucionario Institucional (PRI), en Guadalajara Calderón debería darle a Obama “una visión realista de lo que es trabajar contra el crimen organizado”, para así convencerlo.
Green entiende que hay que exigir al Ejército que sea “extremadamente cuidadoso” en su labor, pero recuerda que México está librando “una auténtica guerra” contra un rival -los cárteles de drogas- mejor armado y con una gran preparación, pues muchos de sus integrantes son desertores de las fuerzas de seguridad.
Por ello, considera que en la cumbre norteamericana el gobernante mexicano debe “apresurar” la Iniciativa Mérida, pues, a pesar de que el país ha recibido ya los primeros helicópteros y aviones, los recursos llegan “con cierto rezago”, dijo la senadora a Efe.
Además, propuso a Calderón recordar a Obama lo que hizo EE.UU. en los años veinte del siglo pasado durante la Ley Seca, cuando en ocasiones tuvo que saltarse la ley para derrotar a las mafias.
A épocas más cercanas se remonta José Luis Orozco, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“En realidad, desde los ataques del 11 de septiembre Estados Unidos creó o reforzó una legislación básicamente militar detrás del sistema judicial. No ha habido peor violación a los derechos humanos que la que se cometió en las bases militares estadounidenses, sobre todo en Guantánamo”, denunció.
Para Orozco, la exigencia de Washington a México “no tiene un fundamento moral”, pese a que el académico es contrario a la estrategia de Calderón de solucionar el problema del narcotráfico por la vía de la fuerza.
No obstante, el especialista cree que EE.UU. “es una nación pragmática que seguramente acudirá a la cumbre con una cierta oferta”.
“Quizás hablará de la concesión de ese dinero a cambio de otras cosas”. Lo “razonable sería “el desmantelamiento” del muro de la frontera común, que impide el paso de los inmigrantes, dijo sin mucha esperanza.
En el caso de Canadá, Green hizo votos por que Obama “pueda apalancar la postura de México” de rechazar la decisión de Otawa de imponer visa a los mexicanos.
La medida, justificada por el aumento del pedido de refugios en 2008, provocó un fuerte malestar en la sociedad mexicana por la forma precipitada en que se activó y llevó al Ejecutivo de Calderón a anunciar la exigencia de visa para diplomáticos canadienses.
“Esperaría que el tema trilateral de mayor importancia en la cumbre sea el de las visas”, dijo Green, al recordar que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte coloca a los tres países “en un plano, sino de igualdad, sí de socios estratégicos”