Al comenzar el sexenio por la forma en que se dieron las elecciones y la creencia chabacana de, un proceso ilegal en el 2006, las fuerzas políticas se unieron.
Al menos, PRI y PAN, ya que el PRD estaba tan ensimismado en su autodestrucción y los sueños de dominación del mundo de López Obrador que, ¿quien pudo hablar con ellos?
Bueno, Manlio Fabio Beltrones tanto en la reforma económica, como electoral, fiscal, energética y demás reforma sin tanto cacareo, tenia carta abierta para llegar a la residencia oficial de los pinos al grado que en 2007 en semana santa, le preguntaban los medios de la fuente, si tenía llaves de los pinos.
Gracias a el, todas esas reformas se hicieron y era el PRI, no el PAN, el partido del presidente, además de que su operador político, no Santiago Creel ni Emilio en la cámara de diputados.
Triste pero el presidente se comenzaba a quedar solo y con la llegada de Germán Martínez a la dirigencia del PAN, simplemente esa alianza que se había logrado con el PRI, comenzó a dinamitar.
Ahora, Manlio Fabio y Felipe Calderón ni se hablan, el resto del sexenio, que no llore el presidente por no acallar a tiempo a su colaborador Germán Martínez.