México es un país de artistas, donde la música no es la excepción pues es una disciplina que cuenta con grandes exponentes, muy originales y con personalidad, aseguró el compositor mexicano Javier Álvarez (1956), quien lamentó la poca disfusión que tiene la música de sus colegas.
El creador, quien el próximo miércoles recibirá la Medalla Bellas Artes por su destacada trayectoria y aportaciones al arte y a la cultura de México, subrayó que a pesar de ser un campo muy fértil el de la composición musical, muchos autores vivos son desconocidos para la mayoría de las personas.
Y es que en su opinión, en México hay carencias y si se lee poco también se escucha poco, “de tal modo que tenemos una situación en la que no conocemos quiénes son realmente nuestros compositores”.
Con los escritores no pasa lo mismo, ya que por la naturaleza de su trabajo es más fácil reconocer las voces de la literatura, quién no ha escuchado alguna vez el nombre de la gran Elena Poniatowska, de Carlos Fuentes o de Octavio Paz, se preguntó.
En cambio, abundó, quizá no hayan escuchado los nombres de Mario Lavista, Silvestre Revueltas o cualquier otro de los grandes compositores que forman parte de nuestra cultura”, consideró.
De acuerdo con el creador de música de concierto de gran formato, de cámara para cuarteto de cuerdas, tradicional, electroacústica y para cine, son varios los factores que han hecho que la música de los compositores mexicanos no sea apreciada.
Uno de ellos, expuso, es que es difícil encontrar directores de orquesta interesados en programar obras de compositores mexicanos para que su obra se conozca como tal.
“Esta situación no se dio antaño, pues a principios del siglo XX alguien como Carlos Chávez se encargó de dar a conocer las obras de sus contemporáneos. Y eso es algo que hoy nos hace falta, dar a conocer las obras de compositores vivos. Se conoce la obra del propio Chávez, de Silvestre Revueltas y José Pablo Moncayo, pero ya están muertos”, indicó.
Para Álvarez, cuya obra ha sido interpretada por las Orquestas Sinfónicas Nacional, de Minería, de Chicago y Nacional de Francia; las filarmónicas de Los Ángeles y de la Ciudad de México, por mencionar algunas, es necesario difundir la obra de compositores vivos, y esa es labor de las orquestas.
“No lo hacen como lo llevan a cabo instancias como el Ensamble del Cepromusic, Onix Ensamble, entre otras que se han dedicado a comisionar obras y a promover compositores”, abundo.
Recordó que si bien existen festivales que presentan obras contemporáneas como el Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez, por otro lado, en la programación regular de las orquestas se escuchan los mismo refritos de siempre.
Pocos directores se lanzan a incluir una obra de los varios compositores mexicanos que existen. Hace falta un trabajo de difusión, insistió.
Sobre la presea que recibirá en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el compositor se dijo agradecido y refirió que el metal representa un tónico para continuar trabajando en lo que más le gusta: la composición.
“La verdad es que uno trabaja porque es lo que a uno le gusta y sabe hacer, es decir, no se trabaja para los premios y evidentemente cuando otras personas consideran que el trabajo de uno es una mención o elogio, eso da satisfacción porque después de todo el esfuerzo es reconocido y da satisfacción. Estoy contento y me siento honrado con esta distinción”, refirió.
Además de recibir la presea, Álvarez será homenajeado por parte del Cuarteto de Cuerdas José White, el percusionista Iván Manzanilla y la flautista Megan Maiorana.
Autor de piezas ya clásicas del repertorio mexicano como “Temazcal” (1984) y “Metro Chabacano” (1987), Javier Álvarez es considerado por la crítica especializada como uno de los autores más importantes de su generación, por lo prolífico y lo constante de su obra, así como por su calidad artística.