El opositor Partido Demócrata de Japón (PDJ, centro), que arrasó en las elecciones legislativas, inició el lunes consultas para la formación de su próximo gobierno, que tendrá el desafío de sanear una debilitada economía y cumplir con su promesa de un ambicioso cambio social. Tras el histórico triunfo de los comicios del domingo, el PDJ, que obtuvo 308 de los 480 escaños en la Cámara de Diputados, designará en las próximas dos semanas al líder de su partido, Yukio Hatoyama, para el cargo de primer ministro de la segunda economía mundial.
Hatoyama, de 62 años, un rico heredero de una dinastía de políticos comparada a menudo con los Kennedy, anunciará luego la composición de su nuevo gabinete, que pondrá fin a 54 años casi ininterrumpidos de gobierno del Partido Liberal Democrático (PLD, derecha). En el plano internacional, el PDJ se ha comprometido a aplicar una política más independiente de Estados Unidos, su aliado clave y protector, que tiene a 47.000 soldados en el archipiélago. Por otro lado, prevé impulsar sus relaciones diplomáticas con países de la región y promover un bloque asiático, similiar a la Unión Europea.
La Casa Blanca destacó el domingo que espera alcanzar una “fuerte alianza” con el próximo gobierno de Japón. Entre tanto, el gobierno saliente del primer ministro Taro Aso, quien últimamente batió récords de impopularidad, continuará con su mandato.
Aso, de 68 años, reconoció la debacle electoral y dijo tener la intención de dejar la jefatura del PLD. “Asumo mi responsabilidad y voy a dimitir”, afirmó. Su partido obtuvo tan sólo 119 escaños, contra los 300 que tenía hasta ahora en la cámara baja.
La apuesta por el cambio de los japoneses es también un voto de castigo por los excesos de la política liberal aplicada por el PLD en los últimos años, a la que culpan de las crecientes desigualdades sociales, del desempleo y la precariedad. Tras la aplastante victoria, el PLD, que cuenta con apenas 11 años de existencia, se enfrenta a desafíos inmensos en la que será su primera experiencia en el poder.
“No vamos a imponer nuestra política”, advirtió Hatoyama el lunes por la mañana en la cadena de televisión NHK. “Debemos tener paciencia y buscar la comprensión de las personas”. El futuro primer ministro hereda un país con una población envejecida, que provoca un fuerte incremento de gastos sociales y una economía debilitada tras haber atravesado su peor recesión de posguerra, con tasas de desempleo récord.
El mandatario anunció que pretendía “regular los excesos” del capitalismo. “Claro que damos mucha importancia al crecimiento económico, pero debemos aumentar sobre todo los ingresos de los individuos”, subrayó. El programa del PDJ prevé favorecer la natalidad con ayudas económicas directas anuales por hijo y la escolaridad gratuita hasta la universidad. También prevé aumentar el seguro por desempleo, apoyar a los ancianos con mejoras de las pensiones y a los más desfavorecidos.
El programa genera escepticismo entre varios economistas, que se interrogan sobre su financiamiento en un país hundido en una crisis económica tras otra desde el estallido de la burbuja inmobiliaria, cuando la deuda pública alcanza el 170% de su PIB. “La verdadera cuestión será saber si el PDJ podrá cumplir con sus promesas”, opinó Noriko Hama, economista de la Doshisha Business School de Kioto.
“Esta victoria es un acontecimiento histórico, pero no es más que el inicio”. La Bolsa de Tokio sufrió una caída la mañana del lunes debido al empuje del yen, que se reforzaba mucho ante el dólar después del triunfo de la oposición centrista en las legislativas japonesas.
A las 02H26 GMT, en el mercado de Tokio, el billete verde valía 92,73 yenes, contra 93,59 yenes al cierre del viernes en Nueva York. Según Richard Jerram, economista de Macquarie Securities, el programa del PDJ genera “perspectivas de aceleración del crecimiento, pero su credo económico de base no es particularmente amigo con los mercados”.
“Después de la mala gestión prolongada del PLD, la política económica debería dar un giro deliberado casi socialista”, vaticina