Queremos saber la causa real de la muerte de Neruda: Rodolfo Reyes. El sobrino del Premio Nobel de Literatura 1971 Pablo Neruda, Rodolfo Reyes Muñoz, aseveró que la familia lo único que desea saber es la causa real de la muerte del poeta chileno el 23 de septiembre de 1973.
Reyes Muñoz, de profesión abogado, recibió a Notimex en su oficina del centro de Santiago unos días antes que la justicia le entregara los restos de su tío para ser sepultados esta semana, por cuarta vez, en la casa-museo de la costera localidad de Isla Negra, distante unos 100 kilómetros de Santiago.
Aunque en su despacho existen algunos objetos visibles que dan cuenta de su parentesco con el más grande poeta chileno, aquellos documentos más personales de su vínculo con el vate aparecen en un lugar de su oficina que guarda “bajo cuatro llaves”.
Se trata de recortes de añosos diarios y algunos documentos escritos de puño y letra por Neruda con su tradicional tinta verde, uno de ellos con una dedicatoria a su sobrino, hijo de su hermano Rodolfo, que visitaba con frecuencia la casa del ex senador.
Ya deberían quedar pocas semanas para que su cruzada personal y familiar para saber la verdad sobre la muerte de Neruda tenga un hito significativo con el fallo del juez Mario Carroza, quien indaga desde hace varios años las causas del deceso del también ex diplomático.
“Queremos como familia, y es mi deber moral hacerlo, que se sepa la causa real de la muerte de Neruda, sea la que fuere. Es un deber moral de la justicia chilena esclarecer este caso”, enfatizó Reyes en entrevista con Notimex.
Agregó que “todo indica que hubo participación de terceros” en el deceso, aunque también se apresura en aclarar que son “presunciones” y que se debe esperar el fallo de Carroza.
Conocida es su mala relación con la Fundación Neruda, institución creada por quien fuera la pareja del poeta, Matilde Urrutia, para resguardar el patrimonio del vate, en particular las tres casas-museo (en Santiago, Valparaíso e Isla Negra) y los derechos de autor.
Reyes criticó a la fundación por el trato “despectivo” hacia su persona y la familia, en particular luego de su lucha ganada “para que el pueblo pueda llegar a la tumba de Neruda sin pagar siete u ocho dólares por sólo llevarle una flor”.
Efectivamente, hasta hace un tiempo se debía pagar una entrada para ingresar al recinto, pero en la actualidad sólo se debe cancelar un boleto si se quiere ingresar a la casa y sus dependencias anexas, con lo cual la tumba y los jardines quedaron de libre acceso.
“El tío se revolcaría en su tumba si supiera lo que hace la fundación. La figura de Neruda no debería estar ligada a una comercialización, sino a un aporte cultural. Es un derecho mínimo llegar a la tumba sin pagar”, recalcó el abogado.
Respecto a su niñez con el poeta, recordó que “tengo grandes recuerdos de él, de lo que hacíamos y deshacíamos… cosas de niños. Para nosotros ir a la casa de Neruda era jugar, no comer, jugábamos, el tío Pablo y la tía Delia (del Carril) nos dejaban jugar porque nos conocían. Por donde uno anduviera en la casa siempre habían juguetes para niños”.
“Él tenía un gran cariño por su familia, nosotros éramos prácticamente los únicos sobrinos directos que él tenía, recuerdo un gran afecto familiar. Mi padre siempre nos recordaba que cuando el tío quiso ser poeta, en Temuco, mi abuelo, José del Carmen Reyes, se molestó mucho y por eso el se puso Pablo Neruda, para que no supieran que él era quien escribía”, comentó.
En cuanto al deceso de su tío, indicó que “nosotros escuchamos la noticia de la muerte de Neruda por la radio y fue un golpe muy grande. La familia de Neruda era la tía Laura y mi padre, Rodolfo. Yo recuerdo que mi madre, en una reunión familiar, dijo que a mi tío lo habían matado, eso le salió del alma a mi madre”.
Puntualizó que “preguntar de qué había muerto Neruda era entrar en un clima contra nuestra seguridad física. En aquella oportunidad pedí permiso en el trabajo para ver el cuerpo de mi tío y llegué cuando recién lo estaban trasladando desde la clínica a su casa en Santiago, La Chascona, la cual estaba saqueada, rompieron todo, fue muy penoso. Velamos a Neruda en el segundo piso de la casa, llegaron muchas personas, sobre todo del mundo intelectual”.
“Hicimos el trayecto a pié entre La Chascona y el Cementerio General y ese trayecto lo hicimos en principio en silencio, pero las patrullas militares comenzaron a cortar el cortejo, la gente comenzó a tomar valor y empezaron a gritar que Pablo Neruda estaría presente ahora y siempre”, rememoró.
Reyes mantiene vivo el recuerdo de Neruda y los momentos vividos junto a él, algo que atesora en su mente y corazón y que lo alienta para seguir en su lucha personal de años para exigir justicia, establecer la verdad y, ojalá, castigar a los culpables del que podría ser uno de los grandes crímenes políticos de Chile.
Los restos de Neruda se encuentran este lunes en un edificio del ex Congreso Nacional y el martes serán trasladados a Isla Negra, donde la fundación está realizando un acto para, nuevamente, sepultarlos mirando el mar y junto a Matilde Urrutia.