La casa donde el pintor holandés Vincent Van Gogh dio sus primeros pasos como artista, en la ciudad belga de Mons, reabrió sus puertas hace una semana y atrajo ya más de 700 visitantes, un 10 por ciento de su público anual habitual. La construcción de principios del siglo 19, transformada en museo en los años 1980, estuvo cerrada durante un año para reformas en su estructura, muy afectada por la humedad característica de la región de pantano donde fue erigida.
Las obras de restauración de la casa de Vincent Van Gogh, que tuvieron un costo de 145 mil euros, incluyeron una nueva escenografía elaborada con la intención de “sumergir al visitante en el cotidiano de Van Gogh” durante su paso por la región del Borinage, donde se sitúa Mons.
“Cuando uno entra en la casa tiene la sensación de volver en el pasado y de entrar en una pintura de Van Gogh, porque le gustaba dibujar casas como esta en el medio del paisaje. Lo hizo toda su vida”, observó Xavier Roland, director del Polo de Museos de Mons.
La casa del artista Vincent Van Gogh tiene dos pisos, pero solo la planta baja está abierta a visitas, mientras que la superior es todavía habitada por un antiguo guardián del local.
El museo se resume a una única pieza repartida en dos ambientes. A un lado, objetos de época, entre ellos una mesa y dos sillas similares a las utilizadas por Van Gogh durante su estadía en la casa y presentes en varias obras del pintor.
Al otro lado, una compilación de libros estudiados por el entonces aspirante a artista Vincent Van Gogh, tres de sus primeros dibujos, realizados en el Borinage, y las cartas intercambiadas con su hermano Théo haciendo referencia a su vida en Bélgica.
Vincent Van Gogh llegó a la región en 1878 como predicador con la misión de evangelizar a la población local, en su mayoría trabajadores de las 200 minas de carbón que florecían en el área y que vivían en condiciones muy pobres.
Determinado a mezclarse con los habitantes y a vivir como ellos, alquiló una habitación en la residencia de la familia Decrucq.
“Era una casa chiquita, una habitación chiquita, que compartía con los dos niños de la pareja”, explicó Yves Vasseur, comisario general de la Fundación Mons 2015.
“Tan chiquita que escribe en un carta a su hermano: “Tengo una mesa tan chiquita que no llego a abrir mi cuaderno de dibujos”. Ese espíritu, esa atmósfera, los sentimos en la casa”, añadió.
La proximidad entre el predicador y la población local no agradó a la curia y la misión evangelizadora de Van Gogh fue suspendida, llevándole a un período de búsqueda personal que culminaría con su decisión de dedicarse a la pintura.
Los paisajes de la región, la vida de los campesinos y de los mineros serán temas recurrentes en toda la carrera del artista.
“Esta modesta casa puede ser considerada como un local ineludible para los amantes de arte y aquellos que desean seguir los pasos de Van Gogh”, afirmó Roland.