Ambos padecimientos afectan a siete de cada 10 adultos y a tres de cada 10 niños de México, pues se calcula que en el país se beben 163 litros per cápita anual.
Por ello, en conjunto con la Cámara Baja, se presentó una iniciativa legislativa para aplicar a estas bebidas un impuesto del 20 por ciento que elevaría en 1.70 pesos el precio por litro.
Para ello proponen una reforma a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). Una afrenta directa contra Coca Cola y PepsiCo, que contó con el aval de ocho senadores, 37 diputados y 31 ONG´s.
La senadora Marcela Torres Peimbert (PAN), en acuerdo con sus colegas Luz María Beristain y Mario Delgado (PRD), presentaron el proyecto que se turnará a la Cámara de Diputados para su dictamen.
Por lo pronto, el empresario yucateco Fernando Ponce García, dueño de la franquicia de Coca Cola en el sureste, ya busca reunirse con la senadora Beristain “para ver cómo se puede echar para atrás la iniciativa”.
Tan es así que ya mandó a sus huestes. La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) rechazó que el consumo del refresco esté relacionado con el sobrepeso, la obesidad y la diabetes, por lo que no es necesario un impuesto a estas bebidas.
Añadió que los integrantes de la industria refresquera han cumplido con los compromisos del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria, ofreciendo bebidas bajas en calorías y agua embotellada, además de publicidad responsable y un etiquetado informativo sobre la cantidad de calorías.
Torres Peimbert advirtió que México es el consumidor de refrescos número uno a nivel mundial, con 163 litros per cápita anual, en promedio, cifra que representa 40 por ciento más que el consumo promedio de Estados Unidos.
Con base en cifras de 2010, la legisladora señaló que 7 por ciento del gasto familiar en alimentos se destina a la compra de refrescos.
Las porciones que beben los niños aumentan 60 por ciento el riesgo de que desarrollen obesidad.
Esta condición de salud, a su vez, está asociada con otros padecimientos graves y crónicos, como diabetes, hipertensión arterial, afecciones cardiacas e incluso cáncer, por cuya atención el sistema nacional de salud paga alrededor de 67 mil millones de pesos, advirtió.
De no hacer nada y mantenerse la tendencia del consumo, en los próximos cinco años esta inversión subirá a 150 mil millones de pesos, cifra cinco veces mayor al presupuesto de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El senador Mario Delgado explicó que la finalidad principal del gravamen que se propondrá incluir en el Presupuesto de Ingresos 2013 no es recaudatorio, sino que busca desincentivar el consumo de refrescos.
De cualquier manera, el proyecto prevé que la hacienda pública tendría ingresos por 20 mil millones de pesos al año, de los cuales se podrán tener recursos para poner en marcha un programa integral de educación y cultura de la salud, y políticas públicas para garantizar, por ejemplo, el acceso a agua potable.
El legislador perredista resaltó que la obesidad es una epidemia que se tiene que enfrentar con medidas del tamaño de la urgencia.
De otra forma, la sociedad tendrá que conformarse con que los niños de hoy vean reducida 20 años su esperanza de vida, al consumir productos sin aportes proteicos y con elevados niveles de azúcar.
La iniciativa prevé excluir de la aplicación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a las bebidas light, los jugos y néctares. Se aplicará el gravamen a aquellas bebidas que en su contenido tengan azúcares añadidos.
Además de la recaudación, en el proyecto se estima que la aplicación del IEPS en los refrescos tendrá un impacto de 26 por ciento en la reducción del consumo.
Respecto de la campaña y el cabildeo que ya iniciaron las empresas refresqueras, Torres Peimbert dijo que no hay manera de blindar al Congreso de la Unión contra ello.
Lo que queda es apelar a la responsabilidad de los legisladores para que decidan entre salvar vidas o permitir que se mantenga el deterioro de la salud y la prevalencia de enfermedades que en la actualidad ya se encuentran entre las principales causas de morbilidad.
Alejandro Calvillo, de la Alianza por la Salud Alimentaria, Constanza Gómez Mont, de Fundación Midete, y Carmen Ortega, presidenta de la Asociación Mexicana de Diabetes, también firmaron la propuesta.
Refirieron que la diabetes, además de ser la principal causa de defunciones y de que 10 millones de personas vivan con esta alteración metabólica, existen otras 10 millones en estado de “prediabetes”.
Calvillo señaló que, de aprobarse la aplicación del IEPS, si se dispusiera del 10 por ciento de esos recursos, se podría resolver el problema de falta de acceso al agua potable en la que viven 10 millones de mexicanos.
Maki Ortiz, presidenta de la Comisión de Salud en el Senado, indicó que esta revisión se hace dentro de un paquete de propuestas legislativas para combatir el sobrepeso y la obesidad entre los adultos y niños, quienes mantienen estos problemas de salud entre 70 y 30 por ciento de los dos grupos poblacionales, respectivamente.
Sin embargo, en 2006 la misma Cámara Alta derogó el impuesto de 5 por ciento a los refrescos que se propuso en la LX Legislatura. Con 55 votos en contra, de los senadores de Acción Nacional y Nueva Alianza, la propuesta fue desechada y regresó a San Lázaro, donde quedó guardada.
La estrategia
El año pasado ambas empresas reportaron un incremento en volumen de ventas de 5 por ciento, y México es un mercado estratégico para ellas.
En un año el número de embotelladoras del sistema Coca-Cola en nuestro país se redujo de 13 a 10, después de un intenso proceso de fusiones con el objetivo de generar sinergias.
PepsiCo decidió cambiar su modelo de negocio al integrar sus empresas de bebidas, con el fin de afianzar su cobertura en nuestro mercado.
Para Gregorio Vidal, especialista en negocios, y académico de la Unversidad Autónoma Metropolitana (UAM), los cambios que ambas firmas hicieron en el país tienen que ver con el peso de sus ventas, en un mercado que crece a un solo dígito.
México es el segundo mercado en el mundo donde se consumen más gaseosas, luego de Estados Unidos, por lo que arrebatar un punto de participación al rival o de mejorar los resultados mediante eficiencias internas, resulta esencial.
“Cuando existen fusiones entre varias embotelladoras, quiere decir que serán capaces de juntar sus flujos y hacer más colocaciones financieras, o tener más recursos disponibles para otras actividades relacionadas con el negocio”, expuso el académico.
También se traducen en sinergias productivas. “Pueden estar presentes en las escalas de producción de algunas plantas, quizás cerrar eventualmente algunas y concentrarse en otras, o mayor eficacia en las rutas de distribución”, explica.
Lo global
En el mundo las ventas de PepsiCo durante 2011 fueron por 60 mil 604 millones de dólares, es decir, 15 por ciento superiores a las de 2010. La mitad correspondió al rubro de bebidas.
En el caso de The Coca-Cola Company, las ventas del año pasado ascendieron a 46 mil 542 millones de dólares, cifra 33 por ciento superior a la de un año antes, y que fue resultado de la compra de Coca-Cola Enterprises, una de sus embotelladoras. La adquisición sirvió para separar más a ambas firmas en términos de ventas.
Si en 2010 los ingresos de PepsiCo por concepto de bebidas representaron 51 por ciento de sus ingresos, con 29 mil 597 millones de dólares, los de Coca-Cola fueron de 35 mil 119 millones. La distancia entre ambas era de 5 mil 522 millones de dólares, y ahora es de más de 15 mil millones de dólares.
Distorsión de la salud. Según la Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (AMEDEC), el consumo de los refrescos de cola “constituye la más grave distorsión de nuestros hábitos de alimentación”.
Los refrescos de cola no tienen ningún valor nutritivo, no contienen vitaminas, proteínas ni minerales, en cambio sí un gran contenido de endulzantes y aditivos como conservadores y colorantes.
Entre los ingredientes “conocidos” de la misteriosa fórmula secreta Coca Cola se encuentra el ácido fosfórico, utilizado como aditivo, que además de ser uno de los anticorrosivos favoritos de los mecánicos (utilizado para limpiar motores, defensas, etc), en el cuerpo humano provoca desmineralización ósea, esto significa que no permite la adecuada absorción de calcio en el organismo.
Además, la combinación de este ácido con azúcar refinada y fructuosa dificulta la absorción de hierro, lo que puede generar anemia y mayor facilidad para contraer infecciones, principalmente en niños, ancianos y mujeres embarazadas, puntualiza el especialista.
Por Roxana Howard / Luces del Siglo