Partidarios del derrocado presidente hondureño Manuel Zelaya y del actual gobierno de facto medían fuerzas este sábado con manifestaciones en Tegucigalpa, mientras el depuesto mandatario viajó a Washington en busca de más muestras de apoyo internacional.
Las manifestaciones en Honduras y el viaje de Zelaya a Washington se dan un día después de concluir una primera ronda de diálogo entre las partes enfrentadas para solucionar la crisis política, que se llevó a cabo en San José bajo la mediación del presidente costarricense Oscar Arias.
Ese primer encuentro terminó con el único compromiso de continuar el diálogo, aunque no se fijó una fecha para su reanudación.
Zelaya partió hacia Washington desde Santo Domingo, donde dijo que el golpe que lo sacó del poder hace dos semanas “no es más que un retroceso y una barbarie que afecta a todos los países latinoamericanos y hasta el propio Estados Unidos”.
“Nadie quedará sin castigo en el gobierno de facto” que encabeza en Honduras el presidente designado por el Congreso Roberto Micheletti, advirtió.
El resultado de la primera ronda de negociaciones bajo la mediación de Arias -que es impulsada por Estados Unidos y criticada por el presidente venezolano Hugo Chávez- generó reacciones encontradas en Honduras.
Los partidarios del gobierno de facto se dijeron optimistas, mientras dirigentes que apoyan al depuesto Zelaya advirtieron que Micheletti está dilatando la restitución del regimen democrático para asentarse en el poder.
“El problema es que la actitud de la ultraderecha es que no regrese Zelaya y la de los golpistas es dilatar el regreso, ir ganando tiempo”, afirmó a la AFP el diputado del partido Unificación Democrática (UD, izquierda), Marvin Ponce.
Dirigentes del empresariado, que respaldan sin reparos el derrocamiento de Zelaya, celebraron que se haya comenzado a abrir paso a una salida negociada.
“A través del diálogo vamos a empezar a encontrar la paz, la tranquilidad y el progreso”, manifestó a la AFP el empresario Guillermo Matamoros, dirigente de la influyente agremiación de empresas privadas.
“Estamos muy satisfechos”, señaló en conferencia de prensa el jefe de la delegación enviada a Costa Rica por Micheletti, el ex canciller Carlos López. “Es una negociación sin plazo. No se trata de ganar tiempo sino de obtener un resultado”, subrayó.
Las negociaciones “no pueden tener otro fin que el de propiciar la única salida posible que es la restitución del orden democrático con la vuelta de presidente Zelaya”, advirtió por su parte a la AFP Luis Sosa, dirigente del magisterio y miembro de la coordinación del Bloque Popular.
En Tegucigalpa, Sosa encabezó una marcha con miles de seguidores hacia el aeropuerto de Toncontín, en las afueras de la capital, donde rindieron homenaje a un joven asesinado hace una semana durante la represión a los manifestantes.
“También estamos realizando marchas, así como bloqueos de carreteras y puentes” en otras ciudades del país, añadió.
Por su lado, las organizaciones que respaldan a Micheletti, agrupadas en la Unión Cívica Democrática convocaron a una jornada de oración por la paz en el estadio de béisbol de la capital, respaldada por la iglesia Católica y las influyentes comunidades evangélicas.
En tanto, en Buenos Aires el viceministro argentino de Defensa, Alfredo Forti, dijo que altos oficiales del ejército de Honduras podrían modificar su posición favorable al golpe de Estado por estar al límite de la presión que pueden soportar.
“Del rango de coroneles han estado transmitiendo mensajes al exterior diciendo que están en el límite de su capacidad de aguantar la presión” nacional e internacional para restituir la democracia, declaró Forti al diario argentino Clarín
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