Insultante, ofendido, es un retroceso mayúsculo y que lamento mucho en Italia no exista alguien con la suficiente cabeza como para evitar algo tan denigrante.
Desde la llegada de Silvio Berlusconi (de nuevo) al gobierno, ya sabíamos que su forma de gobernar es simplemente patética, lo que el pretende es un pragmatismo populoso, ya que ni medida calificable de “populista” puede ser tildado su gobierno, pero en esta ocasión me recuerda tiempos idos de la segunda guerra.
En aquellos tiempos en los que la derrota de Alemania, el pesimismo alemán de la caída del Kaiser y, sentimiento de venganza le vino a dar el combustible correcto a un nacionalismo que fue creciendo hasta convertirse en la pesadilla de muchos, el estado totalitarista de Hitler.
Dentro de su torcida mente, fue buscando las formas de culpar a los judíos de los males de Alemania, al grado que, los fue arrinconando en guetos y luego, levantando censos donde se tenia que estar inscrito o era uno, un criminal.
Pues parece que ahora, será igual, pero no en Alemania sino en Italia.
La idea, es que el gobierno Italiano esta viendo la forma (Berlusconi, no puedo decir que todo pero aquellos que en silencio no hacen nada son cómplices tácitos de la locura) de tener registros de huellas dactilares de los gitanos, incluidos los niños.
Si, este grupo étnico que siempre ha sido tachado de supercherías, ladrones y demás.
¿Pero en cabeza de quien cabe un acto de racismo étnico de tal proporción en pleno siglo XXI? y aun cuando la eurocámara, votara en contra de una resolución así, aprobando un punto de acuerdo para pedir al estado italiano el desista de esta medida, parece que Berlusconi y esbirros, la llevaran acabo.
Lo que me impresiona es que el resto de la unión no tome cartas mucho mas serias en el caso, siendo que, esta medida seria violatoria a los derechos humanos del estatuto que hay en la unión e Italia, podría sufrir sanciones.
Lo peor de todo, es que parece que pocos somos los que nos asombramos de esta medida, no en balde, hace unas horas publique que para los norteamericanos el ceder su intimidad, les hace sentirse seguros con la ley de escuchas modificada por el senado en donde, para oír conversaciones telefónicas solo se debe tener la leve sospecha se esta conjurando un atentado.
Los estados parecen haber perdido la razón.
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