El Kremlin restó importancia el martes a la renuncia del asesor de seguridad nacional estadounidense Michael Flynn, dando indicios de que está enfocándose en maneras de mejorar las relaciones entre los dos países.
Flynn era considerado el punto de contacto entre la presidencia de Donald Trump y los jerarcas de Moscú. En el 2015, recibió dinero para asistir a una cena en honor de Russia Today, un canal de televisión patrocinado por el gobierno ruso, y durante el evento estuvo sentado al lado del presidente Vladimir Putin.
El asesor renunció el lunes a la noche al admitir que dio “información incompleta” sobre sus tratos con el embajador de Rusia ante Estados Unidos.
Una fuente oficial estadounidense dijo a The Associated Press que estuvo en contacto frecuente con el embajador ruso Sergey Kislyak el día en que el entonces gobierno de Barack Obama le impuso sanciones a Rusia en represalia por la intrusión rusa en las elecciones estadounidenses. El Kremlin ha confirmado que Flynn habló con Kislyak pero niega que hablaran sobre la posibilidad de levantar las sanciones.
La dirigencia rusa desde hace un tiempo ya no se hace ilusiones de que Trump tendrá una posición más afín a Moscú, declaró Alexei Makarkin del Centro de Tecnologías Políticas, en la capital rusa.
“El encanto hacia Trump que había en Rusia se acabó, y Flynn como una figura que contribuyó a ese encanto ya no es percibida como una figura que pueda tener un impacto real sobre la política exterior estadounidense”, dijo Makarkin.
El nombramiento de Rex Tillerson como secretario de Estado le ha indicado a los rusos que el ex director ejecutivo de ExxonMobil será el encargado de cualquier negociación, indicó Makarkin.
Las relaciones entre Moscú y Washington se deterioraron a niveles no vistos desde el fin de la Guerra Fría cuando Rusia invadió Crimea y apoyó a los separatistas en el este de Ucrania en el 2014. Estados Unidos respondió con sanciones económicas y restricciones de visas.
Dmitry Peskov, el portavoz de Putin, se negó a formular comentario alguno el martes en torno a la renuncia de Flynn. Cuando se le preguntó si Rusia aún espera poder mejorar las relaciones con Estados Unidos, dijo que “es demasiado pronto para saber” porque “Trump no ha terminado de formar su equipo”.
Poco antes el Kremlin había indicado que no esperaba una mejora dramática antes de una reunión en persona entre los dos gobernantes. Putin ha sugerido que ese encuentro tenga lugar en Eslovenia, de donde viene la esposa de Trump, Melania.
De cualquier manera, varios legisladores rusos expresaron su descontento por la renuncia de Flynn en las redes sociales de internet.
Konstantin Kosachev, presidente del comité de Asuntos Exteriores de la cámara alta del Parlamento ruso, dijo en una publicación en Facebook que el cese de un asesor de seguridad nacional por sus contactos con Rusia es “no solo paranoia sino algo incluso peor”. Expresó también su frustración con el gobierno de Trump:
“O Trump no ha encontrado la independencia necesaria y se ha visto acorralado (…) o la rusofobia ha impregnado la nueva administración de arriba abajo”, declaró.
“El objetivo no era Flynn sino las relaciones con Rusia”, escribió en Twitter su homólogo en la cámara baja, Alexei Pushkov, poco después del anuncio.