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Sacerdotes mexicanos luchan ahora, contra el peor sintoma de la Influenza AH1N1, el miedo

Un grupo de siete misioneros Agustinos Recoletos, cinco de ellos españoles, se emplean cada día a fondo para ayudar en Ciudad de México a las víctimas de la gripe A y a sus familias, en especial para enfrentar su peor mal, el miedo.
“Nuestra labor es sobre todo de acompañamiento espiritual”, explicó a Efe el padre español Francisco Javier Acero, de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe de los Hospitales, cuya labor es dar los sacramentos a los enfermos y acompañarlos, así como a sus familias.
Su parroquia atiende al Hospital General, al Hospital Infantil y a la Clínica Médica Siglo XXI, todos ellos dependientes del Instituto Mexicano del Seguro Social, situados en el barrio Doctores, uno de los más populares e inseguros de la ciudad.
Entre los tres hospitales tienen unas 4.500 camas, y muchos de los pacientes que ahí acuden son muy pobres y de la provincia, y llegan acompañados de familiares “tan sólo con lo puesto”.
Según cifras oficiales, de los más de 103 millones de habitantes que tiene México 14,4 millones viven en pobreza alimentaria o extrema, y 44,7 millones de personas en situación de pobreza patrimonial.
Por ello, los acompañantes de los enfermos pueden pasar días sin comer, sin bañarse y sin cambiarse de ropa y si el enfermo requiere de medicinas, no pueden conseguirlas, y si lo que necesita es una operación, no pueden pagarla.
Por todo ello, explicó Acero, desde hace tres años estos misioneros se encargan “también de lo humano” y lo psicológico.
Han creado a un costado de la parroquia, justo enfrente del Hospital General, un centro de atención y apoyo a estas personas, donde las alimentan, les consiguen dónde dormir, les facilitan medicamentos, en ocasiones les dan el dinero para las operaciones, e incluso les facilitan, si su familiar fallece, pagar el velorio, el traslado del cadáver y el entierro.
“México para muchos es la ciudad de la esperanza, pero también del anonimato y del miedo”, sostuvo, ya que la diferencia entre un rancho donde todos se conocen y esta ciudad es muy grande, con casi 20 millones de habitantes si contamos con la zona conurbada.
A causa del brote de gripe A el centro ha duplicado el número de atendidos en abril, de 2.000 el año pasado a 4.000 éste, y parece que este mes de mayo sucederá lo mismo, porque ya han dado más de quinientas comidas a los acompañantes de los enfermos.
Entre las necesidades más grandes por la gripe A, destacan la comida, por el cierre temporal de puestos callejeros por la alarma sanitaria, y medicinas y material médico, como mascarillas y jabones desinfectantes.
“La escucha hace mucho”, explicó el sacerdote, quien señaló que muchos necesitan un hombro sobre el que llorar y descargar así su miedo por su familiar, que bien puede presentar los síntomas de gripe A o puede estar ingresado cerca de algún contagiado, lo que crea gran desasosiego en sus familias.
Acero indicó que en la actualidad los tres hositales cuentan con alas enteras en cuarentena ante la gripe A.
“Probablemente ha habido enfermos que hemos atendido los religiosos de esta comunidad que hayan tenido esto de la influenza A, e incluso que hayan muerto por esta enfermedad, pero se les hizo otra prescripción médica”, indicó al recordar que se trata de un mal nuevo.
La enfermedad ha provocado en la gente “mucho miedo y desconfianza”, dijo.
“Lo que tenemos que hacer es devolver la confianza y la paz, y mantener estas medidas de prevención higiénicas de por vida”, aseguró.
Su congregación combate el miedo recordando a los afectados “que la vida sigue y que no podemos estar conviviendo bajo una psicosis social que no viene al caso”.
“Ahora la Iglesia en México está en una situación fantástica y maravillosa si la puede aprovechar para dar confianza a toda la gente que se acerca, de animarles, de darles esperanza, de decirles que la vida sigue y que todo continúa, que todo esto tiene un sentido, de cuidarnos y valorar la propia vida”, afirmó.
Los sacerdotes estos días rezan mucho una oración dirigida a la Virgen de Guadalupe, Patrona de México, creada ex profeso para esta epidemia

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