Salón del Automóvil de Ginebra. El Salón del Automóvil de Ginebra se inaugura este martes con coches aún más potentes y con vistosos todoterrenos urbanos, en un mercado europeo optimista pese al escándalo Volkswagen, que tiene una presencia discreta.
Antes de la apertura oficial del 86º Salón del Automóvil de Ginebra, el Opel Astra fue coronado ‘Coche del año en Europa’, premiado por su conectividad ultramoderna. “La competencia fue dura”, se alegró Karl-Thomas Neumann, el director de Opel, filial en dificultad del grupo estadounidense General Motors.
Las ventas de coches en Europa repuntaron después de la crisis global, que se prolongó de 2008 a 2013, y en 2015 superaron a China, en plena ralentización, como locomotora del sector.
El fabricante alemán de autos de lujo BMW prevé un crecimiento de 5% a 10% de sus ventas este año y su rival Mercedes-Benz (de Daimler) entrevé “un claro potencial de crecimiento” en Europa, dijo su patrón Dieter Zetsche.
Algo más prudente, Paul Willcox, presidente de Nissan Europe, prevé un crecimiento “del 2% al 3%” del mercado europeo este año.
En 2015, hubo 13,7 millones de matriculaciones de automóviles en Europa, un 9,3% más que en 2014, y este año debería haber más de 14 millones, según los expertos del sector.
“La demanda está apuntalada por las bajas tasas de interés, por un alza de los ingresos reales y del índice de empleo, así como por los bajos precios del carburante”, destacó el lunes el presidente de la Federación Alemana del Automóvil (VDA), Matthias Wissmann.
El Salón del Automóvil, que se prolongará hasta el 13 de marzo, promete “más de 120 novedades mundiales y extranjeras” y mantiene en alto su reputación de vitrina de automóviles deportivos y de modelos de gran lujo.
Entre las presentaciones más impactantes figura el Bugatti Chiron, sucesor de Veyron en la serie de los vehículos más potentes, más rápidos… y más caros del mundo, a cerca de dos millones de euros la unidad.
Lamborghini, otra estrella de los ‘supercoches’, del grupo Volkswagen, exhibe su modelo Centenario, en un segmento en el que compite con el nuevo Aston Martin DB11 y con una versión aún más potente de Jaguar F-Type.
La francesa Renault no presentará en Ginebra su esperado prototipo que prefigura el renacimiento de Alpine, pero DS (del grupo Peugeot-Citroen) llega al Salón con el E-Tense eléctrico, un prototipo de coupé futurista.
Más cercanos de la serie que de los prototipos, los 4×4 urbanos (‘crossovers’ o SUV) serán también estrellas del Salón, una posición acorde con su fulgurante popularidad, dado que en diez años de existencia lograron hacerse con el 22% del mercado.
Los nuevos modelos de Kia Niro, Toyota C-HR, Seat Ateca, Audi Q2 y Skoda VisionS pretenden desafiar a los más buscados, Renault Captur y Nissan Qashqai. Maserati (Fiat-Chrysler), con Levante, su primer SUV, reta por su lado a Porsche Cayenne.
Renault, que ya desarrolla una gama de ‘crossovers’, este año nada contra la corriente y presenta la cuarta generación de su monoespacio Scenic y su ‘break’ Megane. Los ‘breaks’ también se exponen en los stands de Volvo (V90) y Kia (Optima).
Stefan Bratzel, experto alemán del sector, predice un Salón con “un ambiente positivo en su conjunto, pese al asunto del escándalo Volkswagen”.
El gigante alemán, fabricante de doce marcas que dominan el 25% del mercado europeo, enfrenta una crisis de gran magnitud desde que en septiembre del año pasado admitió haber trucado los motores de millones de coches diésel para burlar los controles de sus emisiones contaminantes.
El nuevo presidente del grupo, Matthias Müller, llamó el lunes a “aprender de los errores del pasado” y anunció que el grupo se propone dar la vuelta la página del escádnalo este año. “En 2016 contamos resolver el problema de nuestros motores diésel para nuestros clientes y reorientar al grupo hacia el futuro”, afirmó Müller en un comunicado.
Salir del enredo no será tarea fácil.
VW enfrenta duras penalidades financieras por un asunto que daña su imagen y pone al diésel bajo sospecha, tanto de los poderes públicos como de los consumidores.
El Parlamento Europeo autorizó el mes pasado el endurecimiento de las normas de emisiones de los vehículos diésel. El costo de la descontaminación debería aumentar, y afectar la predominancia de ese tipo de carburante, que actualmente hace funcionar la mitad de los vehículos vendidos en el Viejo Continente.
“Sabíamos desde hacía años que el diésel contamina, pero eso no le importaba mucho a la gente”, hace notar Ferdinand Dudenhöffer, director del centro de investigaciones CAR de Alemania.