Hay en el mundo de los cielos, dos nuebas santas palestinas. El papa Francisco canonizó a dos monjas del siglo XIX procedentes de lo que entonces era la Palestina gobernada por el imperio otomano con la esperanza de animar a los cristianos de Oriente Medio que enfrentan una oleada de persecuciones por parte de extremistas islámicos.
Las hermanas Mariam Bawardy y Marie Alphonsine Ghattas estuvieron entre las cuatro monjas elevadas a santas durante una misa en la Plaza de San Pedro. El presidente palestino, Mahmud Abás y unos 2.000 peregrinos de la región, algunos ondeando banderas palestinas, estuvieron presentes en la canonización de las primeras santas palestinas de la región desde los inicios del cristianismo.
Responsables de la iglesia presentaron a las nuevas santas palestinas como un símbolo de esperanza y aliento para todos los cristianos en Oriente Medio en un momento en que las violentas persecuciones y la discriminación han alejado a muchos cristianos del lugar donde nació Jesucristo.
En su homilía, Francisco dijo que las dos mujeres – así como las nuevas santas Jeanne Emilie de Villeneuve de Francia y Maria Cristina de la Inmaculada Concepción de Italia – fueron un modelo a la hora de mostrar unidad y caridad para con todos.
“Su luminoso ejemplo nos desafía en nuestras vidas como cristianos”, dijo el pontífice.
Bawardy fue una mística nacida en 1843 en la localidad de Ibilin, en lo que hoy es la región de Galilea, en el norte de Israel. Se dice que padeció el “estigma” – heridas sangrantes como las que sufrió Jesús en la cruz – y falleció a la edad de 33 años en la ciudad cisjordana de Belén, donde fundó un monasterio de la orden de las Carmelitas que todavía existe.
Ghattas, nacida en Jerusalén en 1847, abrió una escuela para niñas, combatió el analfabetismo femenino y fue cofundadora de la Congregación de Hermanas del Rosario. Hoy en día, la orden cuenta con docenas de centros en todo Oriente Medio, desde Egipto a Siria, que funcionan como guarderías, residencias de ancianos, centros de salud y casas de huéspedes.
Francis elogió a Bawardy por haber sido “un punto de encuentro y comunión con el mundo musulmán”, mientras que Ghattas “nos mostró la importancia de hacernos responsables de los otros, de vivir vidas dedicadas a los demás”.
Además de la delegación palestina que acudió a la misa, Israel envió también una representación encabezada por su embajador en la Santa Sede. Francia, Italia y Jordania estuvieron representadas también de forma oficial.
Los cristianos representan menos del 2% de la población de Israel y los territorios palestinos – el lugar donde nació el cristianismo. Aunque los cristianos no han sufrido las violentas persecuciones que han diezmado las comunidades cristianas en otras zonas de la región, la población ha decaído gradualmente durante décadas a medida que los fieles huían del conflicto o buscaban mejores oportunidades en el extranjero.
Francisco presentó la difícil situación de los cristianos en la región como una causa de preocupación, denunciando que el grupo extremista Estado Islámico ha expulsado violentamente a miles de fieles de minorías religiosas de sus hogares en Siria e Irak.