El escritor portugués José Saramago afirmó hoy que la suspensión del juez de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón es una de las noticias “más tristes” que ha recibido nunca, y añadió, al referirse a la despedida emotiva del magistrado: “Las lágrimas del juez Garzón son hoy mis lágrimas”.
En un texto escrito en su página web, el premio Nobel de Literatura dice que si hace unos años el procesamiento del dictador chileno Augusto Pinochet -promovido por Garzón- fue “una de las mayores alegrías” de su vida, la suspensión de este “por jueces que nunca procesaron a Pinochet ni oyeron a las víctimas del franquismo” es una de las noticias “más tristes y desesperanzadas” que ha recibido.
“Garzón es el ejemplo de que el campesino de Florencia no tenía razón cuando, en plena Edad Media, hizo sonar las campanas a difunto porque -decía- la justicia había muerto”, afirma Saramago, y añade: “con Garzón sabíamos que las leyes y su espíritu estaban vivos porque le veíamos actuar”.
Según el escritor, con la suspensión del magistrado español “las campanas, después del repique a gloria que harán los falangistas, los implicados en el caso Gürtel, los narcotraficantes, los terroristas y los nostálgicos de las dictaduras, volverán a sonar a muerto, porque la justicia y el estado de derecho no han avanzado, no han ganado en claridad, y quien no avanza, retrocede”.
“Tocarán a muerto, sí, pero millones de personas saben señalar el cadáver, que no es el de Garzón, esclarecido, respetado y querido en todo el mundo, sino de quienes, con todo tipo de argucias, no quieren una sociedad con memoria, sana, libre y valiente”, concluye el autor de “La balsa de piedra” o “Ensayo sobre la ceguera”.
Saramago fue uno de los promotores, en noviembre de 2008, de un manifiesto en el que se exigía la investigación de los crímenes del franquismo -titulado “Hemos conocido”- y se condenaba lo que calificaban de “desproporcionado ataque” contra Garzón