Después de cuatro años de trabajo y capacitación, hoy el Estadio Centenario fue testigo de la magia que provocaron dos mil voces de pequeños que han descubierto en la música una forma para aprender, convivir y crear paz.
Provenientes de los municipios de Cuernavaca, Jiutepec, Huitzilac, Ocuituco, Temixco, Tepoztlán, Tlaquiltenango, Xochitepec, Yautepec, Jojutla, los alumnos de 36 escuelas públicas formaron parte de un coro monumental e impactaron en el Centenario con canciones de Francisco Gabilondo Soler “Cri-cri” y villancicos de diversos países de América Latina como Perú y Colombia.
Todas las escuelas forman parte de un programa de formación de coros que el Gobierno del Estado inició en 2012 con la Secretaría de Cultura, el Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM) y el Programa Nacional de Prevención del Delito (Pronapred).
En total, en el estado hay 278 coros que agrupan a diez mil niños, incluyendo menores con alguna discapacidad como Denilson, alumno del Centro de Atención Múltiple 6 (CAM), quien junto con sus compañeros participó en la presentación cantando con el lenguaje de señas.
“Me gusta cantar aquí porque es una forma de expresión y de inclusión, además es sentir la música con la piel”, mencionó mediante el lenguaje de señas.
Los coros forman parte de las actividades que el Gobierno del Estado impulsa, a través del Pronapred, para recuperar el tejido social, la comunidad y el trabajo en equipo.
Y sí, se ha logrado, confirmó el profesor Carlos Enrique López de la primaria Quetzalcóatl de Tepoztlán.
“Ha funcionado bien, tú ponles a los niños música y los vas a liberar hasta de sus problemas, es darles un espacio diferente, un mundo diferente”, explicó.
Melinda Paloma, alumna de la Quetzalcóatl, manifestó que el estar en el coro le ha enseñado a trabajar en equipo, pero además que cantar le pone feliz el corazón.
Y así con el corazón feliz los alumnos interpretaron por una hora melodías frente a sus padres y maestros, quienes llenaron una de las tribunas del Centenario.