El número de muertes causadas por la influenza en China se triplicó en las últimas dos semanas hasta sumar 178 casos, una tendencia que coincide con los llamados del gobierno para que los funcionarios no manipulen las cifras de fallecimientos.
Según las últimas cifras publicadas este miércoles por el Ministerio de Sanidad, el balance por la influenza en el país se situó en 178 muertos y 91 mil infectados al 29 de noviembre, mientras que 10 días antes era de 53 muertos y 70 mil infecciones registradas.
El comunicado indica que durante la semana del 23 al 29 de noviembre hubo 74 muertos, en la mayor progresión del virus desde que fue registrado en el gigante asiático.
Pese a que los expertos apuntan que el período de diciembre a febrero es cuando mayor riesgo de extensión del virus existe, otro de los motivos para comprender esta tendencia podría ser las amenazas de Pekín contra los funcionarios que manipulen los datos.
El doctor Zhong Nanshan, célebre por haber destapado en 2003 junto a otros médicos el escándalo por la ocultación oficial de la crisis del síndrome respiratorio agudo severo (SARS), cuestionó públicamente el 19 de noviembre la cifra oficial de fallecidos.
El especialista de la provincia de Cantón, al sur del país, aseguró que las autoridades de algunas regiones publican cifras inferiores a las reales para mostrar al gobierno central la eficacia de sus políticas preventivas en la lucha contra la extensión del virus.
Un día después, Pekín reaccionaba amenazando con duras sanciones a los funcionarios que mientan sobre el impacto de la influenza en el país.
El comunicado del ministerio publicado este miércoles no precisa las causas de la progresión en el número de víctimas de las últimas dos semanas y se limita a indicar que “sigue aumentando el número de casos graves y muertos”.
La cuestión de las muertes vinculadas a enfermedades infecciosas o pandemias es un tema sensible en China, después de que en 2003 al menos 350 personas fallecieran en el gigante asiático por el SARS.
Durante esta crisis sanitaria mundial las autoridades chinas tardaron seis meses en publicar información respecto al impacto real de la epidemia en el país, lo que fue criticado por la comunidad científica internacional