El esperanto, lengua creada a finales del XIX con el sueño de facilitar el entendimiento en el Babel mundial, no parece cerca de conseguir su meta más de un siglo después, pero sorprende su popularidad en China, donde se encuentra la mayor comunidad de hablantes del idioma y éste cuenta con apoyo oficial.
Unas 400.000 personas hablan en China el lenguaje creado en 1887 por el oftalmólogo judío Ludovic Lazarus Zamenhof, es decir, la quinta parte de los dos millones que según las estadísticas más optimistas conocen el idioma en todo el mundo.
El Gobierno chino, tal vez con la idea de promocionar una lengua internacional más neutral que el inglés, apoya, aunque no sea con grandes inversiones, la promoción de este idioma, a través de la estatal Liga del Esperanto de China y de similares asociaciones provinciales.
En 1982, el Ministerio de Educación chino instauró la asignatura de esperanto como segundo lenguaje opcional en estudios superiores, y desde entonces el idioma se enseña en cerca de 60 universidades y otros centros del país al mismo nivel.
“Es un idioma interesante y lleno de esperanza. Ojalá un día se puedan resolver con él los problemas de comunicación entre el ser humano”, dice a Efe Zhang Hua, una de las hablantes del idioma, en la oficina de promoción de esta lengua en Pekín.
Zhang ha estudiado diez años esta lengua, y cuenta que, aunque para los chinos es un poco más difícil de estudiar -ya que su gramática, vocabulario y sonidos se inspiraron en los idiomas europeos-, también es relativamente sencilla y puede aprenderse en un año.
“Para un español, con tres o seis meses ya es suficiente”, destaca la joven, mientras muestra la página oficial (www.espero.com.cn), en la que ella escribe y donde el Gobierno traduce al esperanto las principales noticias de la prensa oficial.