La sociedad mexicana ya se encuentra cansada de su clase politica, sea por los actos de corrupcion, la insesibilidad en torno a temas que se consideran importantes, el hartazgo en la impunidad, el aburrimiento que muestran los politicos en temas relevantes o quiza, que no trabajan como deberia, etc lo cierto es que, ahora es la propia sociedad mexicana quien esta comenzando (parece ser) dimensión de poder decirle unas cuantas majaderias a su clase politica.
En ese espacio hemos señalado que la bandera de Ayotzinapa ha sido secuestrada por grupos ultra radicales que, montados en el dolor y la indignación por la barbarie en Iguala o en Tlatlaya, cometen actos de vandalismo, otros grupos en cambio si representan la legitima sociedad mexicana harta del ostracismo de la clase politica mexicana, y lo peor de todo, los actos de vandalismo realizado por grupos anarquistas son hechos casi sin ser molestados por las autoridades.
Estos grupos de anarquistas o radicales tienen la intención de desestabilizar a un gobierno que, hasta ayer, estuvo a la defensiva.
El miedo de avivar el conflicto fue aprovechado por los radicales para quemar, destrozar, saquear y golpear libremente, ante la desesperación de ciudadanos que se sienten desamparados pero que forman la otra parte de la sociedad mexicana.
Ahora, esto no será para siempre, olvidese de que la sociedad mexicana esta criticando a sus politicos, ahora la clase politica comienza a utilizar su derecho al uso de la fuerza, que tiene por ley, la facultad para poder proteger la propiedad privada o publica, lo vimos el 20 de noviembre en la Ciudad de México. Los grupos de seudo anarcos encapuchados ya no actuaron con total impunidad. No se les permitió llegar al aeropuerto. Tampoco pudieron quemar la Puerta Mariana o dañar el Palacio Nacional. Hay 31 detenidos.
La sociedad mexicana no aguanta más. Las autoridades no pueden ceder ante el chantaje de los que, deliberadamente, pretenden transformar las medidas de contención en represión ni tampoco a los anarcos “infiltrados” de la PGR.
No es lo mismo la protesta social pacífica, de mensajes, de protesta, por una sociedad mexicana que todos debemos de aplaudir, que el vandalismo amparado en una supuesta solidaridad con los normalistas.
Felicidades, propios y ajenos, la bandera de Ayotzinapa la estan desgastando de una manera que caeran en marullerias que la propia sociedad mexicana ignorara en los tiempos decembrinos.