Ayer mencionaba que mas allá de la castración química para violadores deberíamos preocuparnos de verdadera ayuda psicológica y claro esta, un sistema de readaptación eficaz en el país, donde nuestros reformatorios o cárceles son universidades del crimen.
Y aunque suene a capitulo sesentero de alguna serie tipo Batman, es que los centros penitenciarios de México no tienen orden ni clasificación y mucho menos ciertas actividades que puedan ir desempeñando los presos para cuando paguen su deuda ante la sociedad, puedan regresar a la misma e integrarse.
Bueno, pues fíjense que la SSA (Secretaria de Salubridad y Asistencia) ya dijo que una pena como la castración química no detendría la violencia sexual en México, ¿Por qué?, porque la misma no es inherente a penas sino a conductas desviadas o situación casuísticas muy determinadas.
Les doy la razón, el delincuente es raro cuando comete el ilícito por el gusto de cometerlo, la mayoría de las veces guarda una razón profunda y autentica del porque lo hizo, claro, además lo hacen no pensando en que si los apresan serán equis o ye años preso.