En el mundo árabe el falafel y el shawarma son la comida callejera por excelencia desde tiempos bíblicos, en Europa la salvación de los viajeros, para los mexicanos fuera del país lo más parecido a un taco.
Pero hasta hace poco en México era imposible encontrarlos con el sabor original y a buen precio como en el carrito rojo de Falafel to go.
En nuestro país el shawarma mutó para convertirse, primero en tacos árabes allá en Puebla, sustituyendo en muchos casos el cordero por la res y luego en los famosos tacos al pastor preparados como todos saben con carne de puerco.
El falafel -croqueta de garbanzo y verduras- tuvo una suerte diferente, se arraigó en la hermana república de Yucatán y es lo venden en las calles acompañado de una salsa de cebolla morada con chile habanero, igual a la que se le pone a la cochinita pibil.
Said Elman nació en Argelia, sus padres fueron piezas importantes en la estructura de recaudación para el movimiento de independencia de aquel país que en 1962 dejó de ser colonia francesa. Claro que la lucha no les dejó mucho tiempo para criar a sus hijos y a temprana edad Said debió cuidar a sus hermanos, “yo hacia pan para vender a los 11 años”.
El FLN triunfó y Ahmed Ben Bella tomó el poder hasta su muerte en 1978, un año antes Said llegó a México. “Cuando mi padre regresó yo ni lo reconocía menos lo iba a obedecer así que me escapé a París donde vivía mi hermano mayor”, ahí estudió la licenciatura en turismo y se enamoró de una mexicana a quien siguió hasta éstas tierras.
Hace unos años la crisis lo llevó a cerrar su negocio de arreglos florales y abrir uno de comida “fui a comer falafel y dije yo puedo hacerlo mejor”, y lo hizo, la salsa de ajonjolí con especias, compañera milenaria del falafel ($35) y el shawarma ($50) es exquisita, y aunque no tiene “trompo” sí prepara el guiso con cordero y un adobo especial para chuparse los dedos.
Como llegar: Nuevo León y Mexicali