Todos buscamos los gadgets más novedosos y que puedan satisfacer lo que en lo personal llamaría ego-tecnología. Hay quienes se vuelven fanáticos de ciertas marcas y esperan con ansia la actualización de un producto para adquirirlo a pesar de que recientemente adquirieron el que ya va a “pasar” de moda, un negocio muy fructífero para quienes se dedican a la fabricación e invención de dichos gadgets.
Pero, ¿te ayudan verdaderamente a tener una vida ordenada los gadgets con los que cuentas?
Tienes una agenda telefónica pero consultas con algún amigo o familiar el número telefónico de quién deseas contactar; tienes la manera de comunicarte con alguna persona pero cuando te la topas por casualidad es fácil ofrecerle una disculpa por no haberle contactado; sabes que cuentas con un reloj, pero siempre llegas tarde a las citas; tienes una agenda pero se te olvidan los asuntos que debes atender. Quizá te has identificado con algunas de éstas anécdotas.
Si la tecnología con la que cuentas te ha ayudado en tu vida, diaria muy bien; pero si no, el problema no es la ciencia, eres tú.