Rescatistas abandonaron el jueves la búsqueda de sobrevivientes en algunas zonas del centro y el sur de Chile devastadas por el sismo y los tsunamis, mientras el mar devolvía decenas de cadáveres.
Aterrorizados por las réplicas, residentes en la costa del Pacífico pasaron la noche en terrenos elevados por temor a que olas gigantes volvieran a barrer lo poco que queda en pie en puertos y caletas golpeados el sábado por el sismo de 8,8 grados, uno de los más fuertes de la historia reciente.
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, dijo que su país necesitará probablemente ayuda financiera internacional para reconstruir las zonas devastadas, lo que puede demorar hasta cuatro años.
Aunque la cifra oficial de muertos quedó en 802 desde hace 24 horas, cientos de personas siguen sin ser ubicadas, lo que hace estimar que la cantidad de fallecidos aumentará. Cientos estaban utilizando redes sociales como Facebook para ubicar a sus familiares.
En Constitución, una maltrecha zona industrial costera 360 kilómetros al sur de Santiago donde tres tsunamis barrieron con una isla donde acampaban cientos, rescatistas con perros adiestrados venidos de todo Chile buscaban cadáveres que luego apilarán en una morgue improvisada en un gimnasio.
“Hoy ya se esta sólo en las tareas de búsqueda de cadáveres. Es muy poco probable encontrar sobrevivientes”, afirmó a Reuters Humberto Silva, jefe de operaciones de bomberos de la norteña localidad de Coquimbo.
El mar está devolviendo cuerpos en las playas de la zona, dijo un testigo de Reuters. Buzos tácticos fueron destinados a recogerlos.
Pueblos costeros, caletas puertos fueron borrados del mapa por las olas de hasta 15 metros de altura provocadas por el sismo. En algunas áreas, el agua entró más de dos kilómetros dentro del continente.
Aunque la actividad minera, el corazón de la economía chilena, retomó su actividad, infraestructura clave como refinerías, plantas siderúrgicas y de celulosa, embotelladoras, fábricas de alimentos y caminos quedaron maltrechos