Beatriz González Rubín
Recientemente viví un acontecimiento desagradable y poco afortunado, que finalmente y, a pesar de todos los pronósticos evoluciono hasta el momento de la mejor manera.
Una persona muy querida por mí, cabe aclarar que casi de 90 años, fue atropellado, el accidente sucedió cuando él se bajo de la banqueta para tomar un taxi y un auto que estaba estacionado se echo en reversa y lo golpeó. El dueño del auto, tuvo la amabilidad (lo cual es muy raro en estas épocas) de bajarse y ver el estado de el hombre al que había golpeado, prestó su celular para llamar a un familiar y llamó a su seguro, es justo aquí donde empieza la maldición.
La ambulancia llego y el herido fue llevado al hospital, ingresado, canalizado y de más acciones necesarias, pero el gusto duro poco pues el encargado del seguro informo que la póliza no cubría ese hospital y el paciente tenía que ser trasladado. Así se hizo, ya en el nuevo hospital y después de la valoración el diagnostico fue que había que operar para cambiar una prótesis pre existente pues esta había sido dañada con el golpe.
El paciente fue operado, y pasó casi 10 días en el hospital, ha sido una recuperación difícil y todavía falta mucho. El seguro en todo momento, se encargo de recordar lo que no cubren (sólo como ejemplo: el pato, agua embotellada, etc), el doctor siempre velando por los intereses del seguro, fue un hueso duro de roer, al principio prepotente y altanero, poco a poco se dio cuenta que no éramos la clase de personas que se deja y acepta las explicaciones a la ligera que intentaba dar.
Ahora que este hombre se encuentra en su casa, con necesidad de cuidador las 24 horas del día (situación que antes del accidente era completamente distinta ya que él se valía por sí mismo) el seguro se niega a pagar pues eso no cubre su póliza de daños a terceros. La familia se encuentra en la encrucijada de demandar y tener que cubrir los gastos de un abogado, ya que definitivamente en este país eso es un proceso largo y cansado.
Es un hecho que las compañías de seguros hacen lo posible por todos los medios de pagar lo mínimo, el usuario puede pasar años enteros pagando una cuota para estar asegurado, y en el momento que tiene necesidad de utilizar estos servicios, empiezan los problemas.
Como casi todo en México los servicios que se nos brindan son de tercera aunque se nos exija pagar como de primera.