Rodrigo “Dr. Niebla” Castañeda
No, no es una canción de fobia, ni una proclama del grupo de los optimistas, I am Alive es uno de los juegos más recientes de Ubisoft Shangai para descargar en el Xbox Live y, hasta donde yo sé, era también uno de los más esperados.
I am Alive es uno de esos juegos que uno no sabe bien dónde catalogarlo. Podría uno decir que es un buen juego; sin embargo la formula que utiliza se hace tediosa antes de llegar a la mitad del juego —que por cierto dura unas cuatro o cinco horas—, igual los colores que utiliza el juego (cafés, grises y blanco), que si bien sí contribuyen a crear el ambiente post apocalíptico del juego, terminan por cansar.
Pero al mismo tiempo que estas fallas en el modo de juego podrían ganarle al juego, su historia, su ambiente y la idea en general del mismo logran salvarlo, y si bien no lo hacen un juego excelente, sí lo hacen un juego bueno que hay que jugar.
Diferente a todo lo que ha salido al mercado hasta ahora, I am Alive presenta una historia que se desarrolla en la ciudad de Chicago, que ha sido devastada por un terremoto. Así algunos de los poco sobrevivientes que quedaron en la ciudad se han entregado a la rapiña, el canibalismo y otras prácticas inhumanas. Los otros luchan por no convertirse en víctima.
En este escenario llega Adam, el protagonista, que ha estado lejos desde hace mucho tiempo, por lo que no vivió el terremoto; sin embargo su esposa y su hija sí estaban en la ciudad, por lo que él llega buscándolas, encontrándose con la devastación total, un polvo grueso que impide respirar, muy en el estilo de lo que se vivió con las polvaredas (Dust Bowl) de los años treinta en los Estados Unidos. Y el tono del juego por ahí va; un tono gris, desolado, que si bien trata de una catástrofe y no de un evento paranormal, nos remite de inmediato a obras literarias como Soy Leyenda o Metro 2033, novelas en las que se pone a prueba la condición humana ante hechos adversos, que es la misma temática del juego.
Dentro de los grandes aciertos de I am Alive están, además de su propuesta narrativa, la dinámica de contacto con los otros sobrevivientes, en dónde uno tiene que decidir entre pasar de largo o atacar. Esta dinámica, si bien pareciera ser sencilla, va creando en el jugador ese sentimiento de desolación, no solo geográfica, sino moral, que se viviría en una situación como esa, tan ad hoc ahora con este tema del fin del mundo. También detalles como el uso y administración de la “stamina” a la hora de escalar, o la administración de recursos, pues gran parte del juego transcurre con Adam llevando una sola bala en su arma.
Si bien no es un juego innovador en cuanto a sus gráficos o su propuesta de interacción, la historia, que toma elementos psicológicos de los primeros Silent Hill, demuestra que los videojuegos son algo más que seres poderosos o fantásticos repartiendo caña a diestra y siniestra. I am Alive es una muestra del poder narrativo de los videojuegos, y si bien su potencial no está explotado al máximo, sí puede ser la primera piedra de un movimiento innovador en lo que a esta forma de entretenimiento refiere.
@drniebla