Que quede claro, el que la SCJN niegue un amparo a Tomás Yarrington es muestra de dos cosas, la primera es que efectivamente el ex gobernador de Tamaulipas estaba imposibilitado para atender demandas cuando estaba como investigado de la justicia hace unos meses y dos, que la SCJN no es la Procuraduría General de la República y por ello sus apoyos y corruptelas, no pudieron ayudarle ahora.
¿Justicia divina?
Parece que sí, Tomás Yarrington podría no estar en su mejor año pero sin duda, si está recibiendo un poco de justicia, aunque sea poética o divina.