Turquía combate la trata de personas. El año pasado, Turquía prácticamente miró para otro lado mientras más de 850.000 personas, la mayoría sirias, llegaban a Grecia desde Turquía en embarcaciones de contrabandistas. Ahora, Ankara ha prometido a la Unión Europea que eso va a cambiar.
Desde que firmó un acuerdo con la UE en noviembre, Turquía ha redoblado su lucha contra el tráfico de personas aumentando las patrullar marinas, deteniendo a miles de personas antes de que emprendan la travesía, persiguiendo a grupos de trata y registrando talleres donde se producen chalecos salvavidas o embarcaciones de pobre calidad.
A cambio de frenar el flujo de migrantes, Turquía recibirá 3.000 millones de euros (3.300 millones de dólares) para ayudar a gestionar la crisis de refugiados, esperadas facilidades para que los ciudadanos turcos consigan visados a la UE y un impulso a las conversaciones de membresía de la UE.
El gobierno -bajo presión para obtener resultados antes de una cumbre clave el 7 de marzo con la UE- se muestra optimista e insiste en que las medidas ya han causado una “diferencia visible”. Pero los miles de migrantes que siguen entrando en Grecia cada semana plantean una imagen diferente, subrayando la difícil batalla que afrontan Turquía y Europa.
“Ha habido una reducción visible del número de migrantes que cruzaban de forma ilegal”, dijo a la prensa el viceministro Numan Kurtulmus, antes de añadir que “Reducir las cifras a cero, sin embargo, es imposible. Ningún país tiene el poder de hacer eso”.
La Organización internacional para las Migraciones estima que más de 102.500 personas han cruzado a Grecia y más de 7.500 a Italia en lo que va de año. El año pasado, ese número no se alcanzó antes de junio.
Para Turquía, tomar el control de una frontera por tierra y mar que supera los 10.000 kilómetros (6.215 millas) es un enorme desafío. La costa del Egeo está repleta de calas y bahías, una geografía perfecta para los contrabandistas. Un alto cargo del gobierno turco admitió que frenar la marea de refugiados es una “tarea compleja” y que llevaría tiempo que los “grandes esfuerzos” de Turquía produzcan resultados. El alto cargo solicitó anonimato porque no estaba autorizado a hacer declaraciones de forma pública.
En respuesta a la crisis, la OTAN ha enviado tres barcos de guerra al mar Egeo para ayudar a Grecia, Turquía a la agencia europea de fronteras, Frontex, en sus patrullas marítimas.
Entre tanto, Turquía tiene sus propios problemas migratorios. La cantidad de refugiados que acoge ha ascendido a 3 millones -2,6 millones de personas de Siria-, de modo que Turquía adelantó el año pasado a Pakistán como el país con la mayor población refugiada del mundo. Además, Turquía sigue siendo la principal ruta de paso para los migrantes que viajan a Europa.
El país detuvo el año pasado a 156.000 migrantes que intentaban hacer el viaje sin la documentación necesaria, incluidos 91.000 atrapados en el mar, dijo Kurtulmus. También capturó a casi 4.800 traficantes, la mitad de los cuales están en juicio o a la espera de ser procesados, dijo.
El mes pasado, Turquía empezó a exigir a todos los sirios que llegan de terceros países que soliciten visados, en un intento de excluir a los que quieren seguir hasta Grecia. También ha acordado conceder permisos de trabajo a sirios como incentivo para que se queden en Turquía.
El gobierno ha prometido elevar la capacidad de la guarda costera para patrullar la costa y tiene previsto aprobar una ley que convertiría el tráfico de personas en crimen organizado o incluso “crimen de terrorismo”, lo que permitiría a los tribunales imponer sanciones más duras.
Periodistas de Associated Press presenciaron este mes las redobladas medidas policiales en la localidad de Ayvacik, un importante paso fronterizo para migrantes que se dirigían a la isla griega de Lesbos. En el lugar, la policía detuvo a decenas de migrantes que se ocultaban entre los arbustos, esperando a que los contrabandistas los llevaran al otro lado del mar. En el agua, barcos de la guardia costera turca interceptaron embarcaciones de traficantes llenas de migrantes y las escoltaron de vuelta a la costa.
“Conocemos los puntos de cruce de los organizadores y tomamos medidas extremadamente efectivas contra ellos”, afirmó Kurtulmus. “Con nuestras fuertes medidas, los números (menguarán) más”.