Al término de una visita de evaluación entre el 12 y el 29 de mayo, el responsable de la misión del ente en el país, Nikolay Gueorguiev, dijo que los objetivos establecidos para Ucrania en marzo se habían cumplido y “todos los puntos de referencia estructurales previstos para la primavera están en camino de cumplirse, aunque algunos con retraso”. El FMI no especificó esas metas.
Con todo, Gueorguiev emitió una primera revisión mixta del progreso que había hecho Ucrania al gestionar el primer tramo, 5.000 millones de dólares, del paquete de ayudas para evitar la bancarrota de la ex república soviética y erradicar su corrupción endémica.
La mala noticia: El FMI proyectó una contracción del 9% para la ya tambaleante economía ucraniana este año, con una inflación superando el 46%.
La buena noticia: La previsión de reducción del PIB sugiere en realidad señales de estabilización, al incorporar ya la terrible contracción del 17,6% del primer trimestre de 2015. Y, según dijo Gueorguiev, el “compromiso (de Kiev) con el programa de reformas sigue siendo fuerte”.
El FMI incluyó a Ucrania en el conocido como Servicio Ampliado del FMI, el paquete 17.500 millones de dólares en préstamos, tras el fracaso de los programas de ayuda anteriores y más limitados con del derrocado presidente prorruso Victor Yanukovich. El líder se vio obligado a dejar el poder luego de meses de protestas de activistas descontentos por la corrupción y tras haber renegado de sus promesas de más acercamiento a la Unión Europea. Huyó a Moscú y nuevas elecciones pusieron a Petro Poroshenko en el cargo.
Ucrania estaba en la órbita de Moscú gracias a larga historia de vínculos comerciales durante la época soviética. Y la mayor parte de sus suministros energéticos procedían de Rusia. Ahora, el país intenta forjar un sistema de otros proveedores.
Además, Putin se vengó de la marcha de Yanukovich tomando la Crimea, de importancia estratégica, e incorporándola a su país. También empezó, según denuncian Estados Unidos y otros aliados occidentales, a enviar armas y tropas a los separatistas del este de Ucrania. Pero Putin niega la implicación del Kremlin en la contienda.
Para el FMI, un colectivo formado por 188 naciones miembro, está la devolución de los préstamos. Kiev debe demostrar que está cumpliendo con las metas fijadas para recibir el próximo tramo de 1.700 millones de dólares.
“En los últimos meses, están apareciendo constantemente signos de que se está alcanzado gradualmente la estabilidad económica”, dijo Gueorguiev en su comunicado sobre la revisión a la situación del país.
Y la previsión de un gran aumento de la inflación era en buena medida resultado de la devaluación de la moneda de una sola vez y de un gran aumento en los precios de energía ya que el gobierno recortó los subsidios para petróleo y gas.
Otro gran obstáculo que podría hacer fracasar el programa del FMI – más allá de una reanudación total del conflicto armado – son las expectativas de que Kiev pueda abonar o reprogramar el pago de 15.300 millones de dólares de deuda e intereses. Se dijo que las negociaciones con sus acreedores van mal y que esto podría lastrar el programa de préstamos del FMI.
Putin no estará en la lista de invitados a la reunión que mantendrán este fin de semana el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y otros líderes mundiales en Alemania. Rusia fue expulsada del grupo de países poderosos, conocido entonces como G-8 (ahora G-7) por sus acciones en Ucrania. Parece poco probable, sin embargo, que EE.UU. y Europa endurezcan sus sanciones contra Moscú sin que se haya producido un aumento significativo de las acciones rusas.