La UE anunció el viernes una ayuda de 7.200 millones de euros (10.000 millones de dólares) entre 2010 y 2012 para que los países pobres enfrenten el cambio climático, con la esperanza de animar a Estados Unidos a seguir la misma senda y arrancar un ambicioso acuerdo en Copenhague.
“La cifra total se eleva a 2.400 millones de euros anuales” entre 2010 y 2012, es decir, 7.200 millones de euros, con “contribuciones de todos los Estados europeos”, declaró el primer ministro sueco y presidente de turno del bloque, Fredrik Reinfeldt, al término de una cumbre de dos días de líderes de la Unión en Bruselas.
Este monto supera el objetivo de 6.000 millones de euros en tres años que la Unión Europea (UE) se había fijado recaudar entre sus Estados miembros con el fin de asumir “su justa parte” de un plan mundial para ayudar de forma inmediata a los países pobres a desarrollar economías más ecológicas y mitigar los efectos del cambio climático.
Las naciones más ricas están llamadas a contribuir a ese fondo al que se prevé dotar con 30.000 millones de dólares para el periodo 2010-2012.
Los europeos se convierten así en los primeros en poner sobre la mesa sus contribuciones financieras, un asunto determinante para el éxito de las negociaciones internacionales de Copenhague, que finalizarán la próxima semana.
Francia y Alemania anunciaron que donarán cada uno unos 1.200 millones de euros en tres años, Gran Bretaña 1.300 millones, Suecia 765 millones y España 375 millones.
El responsable para cuestiones climáticas de la ONU, Yvo de Boer, reaccionó de inmediato al asegurar que la ayuda europea es “muy alentadora”.
“Pienso que el hecho de que Europa ponga un número sobre la mesa será algo muy alentador para el proceso”, dijo de Boer. “Veremos entonces cuáles son los números que presentarán otros países ricos”, agregó.
El esfuerzo europeo, en medio de una crisis económica que ha vaciado las arcas públicas de los Estados, busca presionar a Estados Unidos y a otras potencias como Japón y Australia para que también arrimen el hombro.
No obstante, esta ayuda, llamada de desembolso inmediato, es sólo un primer paso. Se calcula que los países pobres necesitarán entre 2013 y 2020 unos 100.000 millones de euros (147.000 millones de dólares) anuales para emprender las reformas necesarias.
Bruselas desechó hace tiempo la idea de negociar este fondo a largo plazo durante la cita de Copenhague, estimando que un compromiso de todas las naciones ricas para la ayuda inmediata era un objetivo mucho más realista.
No obstante, Europa sigue pujando porque el acuerdo que se alcance en la conferencia de la ONU se aplique cuanto antes.
Los 27 estiman que una vez se disponga del acuerdo de Copenhague se debería desarrollar “un instrumento jurídicamente vinculante en los siguientes seis meses”, de forma que los países empiecen a trabajar para cumplir sus promesas de reducción de emisiones.
Por el momento, las metas para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero distan de ser satisfactorias para la UE, cuyos miembros se han comprometido con el objetivo más ambicioso del planeta, de 20% en 2020 con respecto a los niveles de 1990.
La presidencia sueca del bloque juzga insuficiente los compromisos de Estados Unidos de reducir un 17% sus emisiones en 2020 con respecto a 2005 (equivalente a 4% respecto a 1990).
Para limitar el cambio climático a un aumento de 2 C, los países desarrollados deberían reducir en 2020 sus emisiones de 25 a 40% respecto a los niveles de 1990, según los científicos.
Por ahora, las propuestas de estas naciones llegan a un promedio de 13,3%. Como mucho, alcanzarían el 17,8% a condición de que la UE elevara sus esfuerzos al 30%, algo que ya ha dejado claro que sólo hará si el resto de potencias se sube al tren.