Como le había prometido esta semana estará dedicada a lo que se “debe” o no hacer cuando se visita un enfermo.
Hay dos preguntas fundamentales antes de realizar una visita a un enfermo:
1. ¿El enfermo puede recibir visitas?
Hay casos en el que el médico no permite las visitas, y por lo tanto está de más nuestra visita.
2. ¿Quiere el enfermo recibir visitas?
Algunas personas prefieren no ser visitadas en esas circunstancias.
Si el enfermo puede y quiere recibir visitas, tenemos que tomar en cuenta lo siguiente:
El horario. Si es en un hospital, éstos tienen su programación, Si es en una casa por favor, primero llamemos para saber si pueden recibirnos ya que no siempre nuestro horario para hacer la visita es el más conveniente para el enfermo.
La duración. Una visita de 15 a 20 minutos es más que suficiente, para no agobiar al enfermo. Porque por cortesía uno como enfermo no dirá que está cansado y se quiere dormir, hay que tomar en cuenta que la familia del enfermo también puede estar cansada.
Los detalles o regalos. Aquí también hay que tomar en cuenta si el enfermo tiene una dieta especial, si sabemos que tuvo una cirugía en el estómago, pues no podrá comer ni pastel ni galletas ni nada por el estilo, para evitarnos confusiones y malos ratos yo les recomiendo que le lleven flores, fruta, avena, un globo o algún otro tipo de detalle, pero por favor, que no se les olvide tomar en cuenta el tipo de enfermedad.
Niños. Evitemos llevar a los niños a un hospital a menos que sea para conocer a su hermanit@, en cualquier otro caso hagan una evaluación de la situación, preguntarnos ¿es realmente necesario que los niños visiten a un enfermo en el hospital? Recuerden que en los hospitales los virus y bacterias están a la orden del día, por eso está prohibida la entrada a los niños. Si es en casa, también pongan a consideración el estado anímico del enfermo, si él lo pide llévenle a los niños, pero si no, mejor dejémoslo descansar.
En todos los casos no está de más la prudencia, seamos prudentes por favor.
Tania Garza. Lic. En Administración, ferrocarrilera, biónica y prudentemente diva.