Por @Anabuka
Desde los orígenes de la democracia la Participación Ciudadana juega un papel central, los atenienses reconocían la figura del Ho Boulomenos “cualquier persona que lo desee”, la democracia ateniense reconocía al ciudadano como iniciador de toda la vida política, con esta figura se reconocía el derecho de todo ciudadano para hablar en la Asamblea, iniciar juicios, proponer leyes ante legisladores, etc. etc. etc. Es así como el pilar de la democracia es la participación ciudadana, y la participación ciudadana –créanme- es mucho más que asistir a las urnas.
No nos engañemos, en México NO HAY DEMOCRACIA, pasamos de una dictadura partidista a una partidocracia, donde el gobierno puede ir de un presidente a otro mientras que el país está a merced de lo que se decida en esas dos cámaras de “representantes” que lo único que representan son decisiones tomadas a puerta cerrada en los cuarteles partidistas, decisiones que pueden proteger todo tipo de intereses y cuando tenemos suerte alguien se acuerda de nosotros, los ciudadanos.
Sin embargo, todavía hay ciudadanos ejemplares que desde distintas esferas han luchado por abrir esos espacios a la ciudadanía, de coordinar esfuerzos y probar nuevas formas de organización que permitan una participación ciudadana mas coordinada, con objetivos claros y en cierta forma más eficiente. Y es desde estas fronteras que los ciudadanos han conseguido importantes triunfos en su lucha por recuperar espacios, hoy en día se está trabajando por habilitar las Candidaturas Independientes, la Iniciativa Ciudadana y la Consulta Popular.
Y es en este contexto de éxitos ciudadanos que viejos dragones del pasado aparecen para destruir espacios ciudadanos, y es así como el pasado 16 de octubre Héctor Gutiérrez de la Garza (PRI, NL) con el beneplácito de 388 diputados, desaparecieron la Comisión de Participación Ciudadana.
Al preguntarles a los diputados sus razones para votar a favor de desaparecer la Comisión nos sorprendió que muchos no supieran que había desaparecido -es decir no se enteraron ni porque votaron-, otros nos dijeron que sólo se trataba de un cambio de nombre – es decir que el objeto de “Participación Ciudadana” y “Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial es el mismo”- . Al ver que los ciudadanos estábamos un tanto inconformes, las explicaciones del grupo que presentó la iniciativa empezaron a cambiar, ya no era un cambio de nombre ahora se trataba de ser más específicos en el análisis al contenido de las iniciativas y su turno a comisiones, sin embargo no pudieron explicar quien específicamente se haría cargo de las funciones que ostentaba dicha comisión. Al final los dragones se compadecen de los pobres ciudadanos y ofrecen restablecerla como comisión “especial”, como si los ciudadanos no supieran que no cuentan con las mismas atribuciones.
Lo alarmante de esta situación es que habla mucho de nuestros nuevos “representantes” por un lado tenemos un grupo que deja muy claro que la participación ciudadana no está en la agenda y por otro tenemos a la oposición que vota algo sin saber si quiera de que se trata – ahora resulta que todos son unos confiados – . Ante tanta calamidad, lo único que me tranquiliza es saber que desde la trinchera habrá ciudadanos cada vez más organizados buscando recuperar los espacios que tan hábilmente nos han sido arrebatados y confío en que al final tendremos, no solo una nueva Comisión de Participación Ciudadana más fortalecida, sino que al fin tendremos una verdadera democracia.