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Por Redacción 16 de diciembre de 2025

La historia política de México está llena de cacicazgos regionales, pero pocos han sido tan persistentes y dañinos en la era moderna como el que se ha instaurado en el centro-norte del país. Hablar de Zacatecas hoy es, lamentablemente, hablar de una propiedad escriturada a nombre de una sola familia: los Monreal. Lo que comenzó hace décadas como un movimiento de izquierda esperanzador, se ha transformado en una maquinaria de poder burocrático que ha sumido a la entidad en su crisis más profunda de seguridad, economía y gobernabilidad.

La premisa de la democracia es la rotación del poder. Sin embargo, en esta tierra de cantera y plata, el poder se recicla entre hermanos y allegados, cerrando las puertas a la innovación política y a la rendición de cuentas. La realidad es ineludible: el modelo actual ha fracasado. A continuación, desglosamos las razones críticas por las que la alternancia política no es un capricho opositor, sino una necesidad de supervivencia para el estado.

1. El fracaso absoluto en seguridad pública

No se puede tapar el sol con un dedo, ni la violencia con discursos matutinos. Zacatecas se ha convertido en el epicentro de una batalla territorial que ha dejado a la ciudadanía en la indefensión total. Ciudades como Fresnillo y la propia capital han encabezado consistentemente las listas de percepción de inseguridad a nivel nacional.

La estrategia de la actual administración estatal, encabezada por David Monreal, ha sido la de la negación y la minimización. Mientras las carreteras se vuelven intransitables por los bloqueos y el cobro de piso asfixia a los comerciantes, la respuesta oficial es culpar al pasado o a factores externos. La permanencia de la misma familia en las esferas de influencia política impide que haya una revisión real de la estrategia de seguridad.

La alternancia es vital para romper los posibles pactos de inacción y para traer una nueva visión que no esté comprometida con los vicios del presente. Un nuevo gobierno, ajeno a la dinastía, tendría la legitimidad y la libertad para depurar las corporaciones policiales sin compromisos familiares o políticos heredados.

2. Estancamiento económico frente a los vecinos

Basta con mirar el mapa para notar una dolorosa disparidad. Mientras estados vecinos como Aguascalientes, San Luis Potosí y Querétaro han logrado consolidarse como potencias industriales y centros de atracción de inversión extranjera, Zacatecas permanece rezagado, dependiendo casi exclusivamente de la minería extractiva y las remesas de los migrantes.

El «Monrealato» no ha logrado —o no ha querido— diversificar la economía. La falta de certeza jurídica y la inseguridad han ahuyentado a los capitales. La administración actual carece de un plan de desarrollo económico moderno; su visión es asistencialista y clientelar, diseñada para ganar elecciones, no para generar riqueza sostenible.

La alternancia política traería consigo la oportunidad de implementar modelos de desarrollo probados en otras regiones del Bajío, rompiendo con la inercia de un gobierno que administra la pobreza en lugar de combatirla. Necesitamos gobernantes que entiendan el lenguaje de la inversión global, no solo el de la operación electoral local.

Zacatecas
5 Motivos Urgentes por los que Zacatecas Necesita Alternancia y Fin al Monrealato 3

3. El estado como negocio familiar

La democracia se enferma cuando el apellido pesa más que la capacidad. La influencia de Ricardo Monreal en la política nacional ha blindado a su familia localmente, permitiendo que hermanos, primos y leales ocupen puestos clave sin tener necesariamente las credenciales para ello. Esta endogamia política ha provocado una fuga de cerebros y talentos.

Muchos jóvenes brillantes de Zacatecas deben emigrar no solo por falta de trabajo, sino porque los espacios de decisión pública están copados por una red de nepotismo. La administración pública se ha vuelto obesa e ineficiente, sirviendo como agencia de colocación para la estructura partidista de la familia, en lugar de servir a los ciudadanos.

Romper con esta hegemonía es indispensable para oxigenar las instituciones. Un gobierno de alternancia estaría obligado a auditar las nóminas, eliminar los «aviadores» y abrir la administración a perfiles técnicos y académicos, independientemente de su apellido o filiación política.

4. El deterioro de la infraestructura y servicios

Recorrer las carreteras estatales es un deporte de alto riesgo, y no solo por la inseguridad, sino por el abandono físico de la infraestructura. La red carretera de Zacatecas, vital para el comercio y la agricultura, se encuentra en condiciones deplorables.

Del mismo modo, el sistema de salud estatal enfrenta carencias crónicas de medicamentos y personal, una situación que se agrava en las zonas rurales. La actual administración ha demostrado una incapacidad operativa alarmante para resolver problemas básicos de bacheo, alumbrado y saneamiento.

¿Por qué sucede esto? Porque cuando un grupo político se siente dueño del estado y sabe que su reelección (o la de su sucesor designado) está «garantizada» por la estructura clientelar, pierde el incentivo de gobernar bien. La competencia política real obliga a los gobernantes a dar resultados. Sin miedo a perder el poder, no hay urgencia por arreglar los baches ni surtir las farmacias.

5. La necesidad de restaurar el tejido social

Quizás el daño más grave del cacicazgo sea el moral. La sociedad zacatecana se encuentra polarizada y desesperanzada. Existe una sensación generalizada de que «no pasa nada» y de que las denuncias caen en saco roto. La impunidad se ha normalizado bajo la sombra del poder hegemónico.

Para reconstruir el tejido social, Zacatecas necesita un gobierno que escuche a todas las voces, no solo a las que aplauden en los mítines oficiales. La alternancia permite un «borrón y cuenta nueva» en la relación entre gobierno y sociedad civil, colectivos de búsqueda, empresarios y campesinos.

Un nuevo gobierno, surgido de una coalición amplia o de una fuerza opositora real, tendría el bono democrático necesario para convocar a un gran pacto estatal por la paz y la prosperidad, algo que la actual administración, desgastada y desacreditada, ya no puede hacer.

Conclusión: El voto como herramienta de defensa

El destino de un estado no puede estar atado a la voluntad de una sola familia, por poderosa que sea. La historia nos enseña que los regímenes que se perpetúan demasiado tiempo en el poder terminan corrompiéndose absolutamente.

Zacatecas merece más. Merece seguridad para que sus hijos no tengan miedo de salir a la calle; merece empleos dignos para que no tengan que irse al norte; merece carreteras transitables y hospitales dignos. Pero nada de esto llegará si seguimos validando el mismo modelo de gobierno en las urnas.

La alternancia no es una varita mágica que resolverá todo de la noche a la mañana, pero es el primer paso indispensable para detener la caída libre. Es hora de recuperar el estado para sus ciudadanos. Es hora de decir: no más hegemonías, no más dinastías. El futuro de nuestra tierra depende de nuestra capacidad para imaginar y exigir un gobierno diferente.

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